La reciente tragedia ocurrida en el sur de Etiopía dejó una huella imborrable en la mente de las personas, reportando 229 víctimas tras un deslizamiento de tierra, resultado de las fuertes lluvias que cayeron sobre la región. El desastre tuvo lugar en Gofa, una zona montañosa y rural, situada a más de 450 kilómetros de la capital, Addis Abeba.
Las autoridades etíopes dijeron que el número de muertos aumentó a 229, lo que generó serias preocupaciones sobre los riesgos potenciales que tales deslizamientos de tierra podrían representar para la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD).
El catedrático de Geología y Recursos Hídricos de la Universidad de El Cairo, Abbas Sharaky, subrayó que no se espera que los actuales deslizamientos de tierra afecten directamente a la ERGE, pero advirtió contra el transporte por parte del agua de lluvia desde estas zonas de macizos rocosos que podrían llegar a la presa y depositarse allí.
Explica: «Estos cantos rodados reducen la vida útil de la presa, medida por la cantidad de limo que llena su lago. Los cálculos han demostrado que el limo reduce la capacidad de almacenamiento de la presa en mil millones de metros cúbicos cada cinco años».
¿Qué posibilidades hay de que se produzca un colapso?
Según Sharaky, el diseño estructural del GERD es peligroso porque la presa es cóncava en la dirección del agua, lo que contraviene las normas internacionales sobre presas. Advierte que estos factores ponen en gran riesgo la presa, ya que puede no soportar grandes cantidades de retención, especialmente en casos de inundaciones graves o lluvias intensas.
Según el profesor, aunque la presa no colapsará pronto, existe la posibilidad de que lo haga en los próximos cinco a diez años.
Las zonas montañosas de la cuenca del Nilo se ven cada vez más afectadas por deslizamientos de tierra durante la temporada de lluvias e inundaciones, añade, señalando que las fuertes lluvias hacen que el agua penetre en las capas subterráneas, provocando un aumento de su peso al absorber grandes cantidades de agua.
Ante tales tragedias y la precariedad de las condiciones naturales, es imperativo tomar medidas preventivas y de planificación del uso del suelo para minimizar los riesgos y preservar la seguridad de las poblaciones circundantes y la infraestructura clave. Las lecciones aprendidas de estos trágicos acontecimientos deben servir de base para acciones concretas destinadas a garantizar la resiliencia frente a los desastres naturales.