Fatshimetrie, una mirada a la importancia de los gorilas en el Parque Nacional Odzala-Kokoua en la República del Congo
El Parque Nacional Odzala-Kokoua, en la República del Congo, alberga una riqueza natural excepcional, en particular sus poblaciones de gorilas. Estas majestuosas criaturas, mucho más que caras bonitas, tienen un valor inestimable que, de ser necesario, podría monetizarse. Este valor va mucho más allá de su apariencia física, como lo demuestra una estimación reciente del Fondo Monetario Internacional del costo de los servicios ecosistémicos proporcionados por una ballena, estimado en alrededor de 2 millones de dólares a lo largo de su vida.
Esto resalta la importancia de la restauración de los ecosistemas, la preservación de la biodiversidad, la conservación de la vida silvestre y el ecoturismo en África y más allá. Estos elementos desempeñan un papel crucial en los esfuerzos del continente por adaptarse al cambio climático y mitigarlo. También están estrechamente relacionados con los problemas de inseguridad alimentaria y hídrica, así como con la pobreza, cuyas soluciones a veces pueden amenazar los esfuerzos por preservar la biodiversidad.
Los modelos de crecimiento de la economía tradicional, dominados por la cuantificación del valor económico de factores de producción como el espíritu empresarial, el trabajo y el capital, descuidaron hasta finales de los años 1980 la integración de las externalidades negativas de la producción en el medio ambiente natural. Los ecosistemas naturales fueron vistos como recursos a explotar para la producción, cuyos costos ambientales se externalizaron a través del sistema de cuentas nacionales, que hoy todavía sólo toma en cuenta el PIB sin tener en cuenta los costos ecológicos y sociales.
A pesar de los esfuerzos de economistas y biólogos por cuantificar el valor ambiental y el daño a los ecosistemas, el sistema de cuentas nacionales continúa tratando el medio ambiente como una prioridad secundaria, no esencial para construir y mantener economías.
Es esencial considerar el valor económico y los riesgos asociados con la naturaleza en el logro de las metas del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como en la implementación y el logro de las metas del Marco Global de Biodiversidad. De lo contrario, corremos el riesgo de verlos como una secuencia onírica utópica.
África se ve particularmente afectada por los efectos del cambio climático, con graves sequías, inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos que exacerban los problemas socioeconómicos. El aumento de las temperaturas y las precipitaciones impredecibles amenazan la productividad agrícola y provocan inseguridad alimentaria y desplazamientos de población. La migración inducida por el clima también puede alimentar conflictos. La contaminación causada por actividades comerciales, agrícolas e industriales también limita el acceso al agua potable limpia y segura, y daña los ecosistemas vulnerables de los que depende la gente para su sustento.
A pesar de las graves consecuencias del cambio climático en África y la falta de capacidad financiera para responder, la biodiversidad y los ricos ecosistemas del continente son vitales para el ciclo global del carbono, incluso cuando son degradados por las actividades humanas que alimentan el cambio climático.
La República del Congo, con su cuenca del Congo, desempeña un papel crucial en la regulación del clima global, a pesar de su gran vulnerabilidad a la deforestación. África posee bosques y otros ecosistemas marinos y terrestres fundamentales para lograr emisiones netas cero. Se trata de activos cuyo valor debe cuantificarse de forma creíble para fomentar su conservación, incluso si persisten otros problemas.
En conclusión, el valor económico de la naturaleza y los ecosistemas es crucial para garantizar un futuro sostenible para el planeta y sus habitantes. Los gorilas del Parque Nacional Odzala-Kokoua en la República del Congo no sólo son íconos de la biodiversidad, sino también valiosos guardianes de nuestro futuro común. Es imperativo reconocer y preservar su inestimable valor para las generaciones futuras.