Perina Nakang, una joven corredora de Sudán del Sur, es una de los 36 miembros del Equipo Olímpico de Refugiados, noticia que le ha traído una gran alegría. Actualmente radicada en Kenia, la joven de 21 años competirá en la prueba femenina de 880 metros, con el objetivo de mejorar su tiempo personal en dos minutos y doce segundos.
Su viaje a los Juegos Olímpicos representa una verdadera historia de éxito. Originaria de Sudán del Sur, Perina tuvo que huir de la guerra con su familia cuando sólo tenía siete años. Juntos encontraron refugio en el campo de refugiados de Kakuma en Kenia. Fue allí donde descubrió su pasión por el deporte, primero a través del fútbol y el baloncesto, antes de que su amiga la animara a dedicarse al atletismo.
El punto de inflexión en la carrera de Perina llegó en 2022, cuando consiguió el segundo puesto en la carrera femenina de 100 metros en Nairobi, organizada por Athletics Kenya. Su trayectoria deportiva también se vio impulsada al ganar una beca para asistir a Shoe 4 Africa High School, ubicada aproximadamente a 350 kilómetros de Nairobi. Esta escuela fue creada por la corredora de fondo keniana y poseedora del récord mundial, Mary Keitany.
Hoy, Perina se despierta a las 5 a. m. todos los días para entrenar junto a atletas de élite kenianas como Mary Moraa y Faith Kipyegon, corriendo hasta 20 kilómetros. Este régimen de entrenamiento intensivo le permitió mejorar significativamente su velocidad y resistencia, bajo la atenta mirada de Janeth Jepkosgei, campeona del mundo de 2007.
A partir de ahora, Perina tiene grandes ambiciones. Como la mayor de su familia, quiere permitir que sus hermanos y hermanas menores accedan a la educación ayudándolos económicamente. Su participación en los Juegos Olímpicos representa mucho más que una simple competición: es la oportunidad para ella de cambiar su vida y hacer realidad sus sueños. Esta experiencia única simboliza la esperanza y la perseverancia ante la adversidad.
La historia de Perina Nakang destaca la importancia del deporte como vector de emancipación y transformación personal. Al participar en los Juegos Olímpicos como miembro del Equipo de Refugiados, encarna la fuerza y la resiliencia de millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo. Su inspirador viaje es un testimonio del poder del deporte para trascender fronteras y cambiar vidas.