El viernes 27 de julio comenzó una nueva revolución dentro de la prisión central de Makala, en la República Democrática del Congo, bajo el liderazgo del Ministro de Justicia, Constant Mutamba. Este último tomó una medida excepcional al anunciar la liberación de 421 reclusos de este establecimiento penitenciario notoriamente superpoblado. De las 15.300 personas encarceladas en Makala, una alarmante cifra de 2.540 son convictos.
El anuncio marca el inicio de una serie de liberaciones condicionales y reducciones de sentencias para presos condenados con el objetivo de aliviar la presión sobre la prisión incruenta. Constant Mutamba se compromete personalmente a ampliar esta iniciativa cada semana, con el audaz objetivo de liberar a un total de 7.000 personas antes del 10 de agosto.
Mucho más que una simple operación de liberación, esta acción pretende en realidad descongestionar un establecimiento penitenciario desbordado y aportar un toque de humanidad al sistema judicial congoleño. De hecho, muchos detenidos en Makala se encuentran en prisión preventiva por delitos menores, lo que exacerba aún más el hacinamiento carcelario y pone de relieve las fallas de un sistema incapaz de garantizar un trato justo y equitativo a todos los ciudadanos.
Más allá de las cifras, esta valiente decisión resalta la importancia de repensar el sistema de justicia penal y promover un enfoque más humano y equitativo. Pide una reflexión más profunda sobre las causas del hacinamiento carcelario y sobre las soluciones que deben encontrarse para evitar que las personas se encuentren encerradas injustamente en condiciones difíciles.
Al liberar a estas personas, el Ministro de Justicia envía un fuerte mensaje a favor de la rehabilitación y reintegración de los presos en la sociedad. Recuerda que la pena de prisión no debe ser una cadena perpetua, sino un medio para reparar los errores cometidos y permitir a todos reconstruir su vida.
Esta acción bien podría ser el comienzo de una profunda transformación del sistema penitenciario en la República Democrática del Congo, pero sólo será completa si va acompañada de reformas estructurales e inversiones en alternativas al encarcelamiento. Esperemos que esta primera ola de liberaciones sea sólo el preludio de una reforma de la justicia más global e inclusiva en la República Democrática del Congo.