En Hong Kong, un eminente microbiólogo, Yuen Kwok-yung, recientemente autor de su autobiografía, plantea un tema preocupante: la inevitable aparición de una nueva pandemia, incluso más grave que la actual crisis vinculada al Covid-19. Una advertencia que no se puede ignorar ante los riesgos potenciales que plantean los virus emergentes, las zoonosis y los accidentes de laboratorio.
Yuen Kwok-yung, una figura destacada en el campo de la microbiología, desempeñó un papel crucial durante la crisis del SARS en 2003. Con una impresionante contribución de casi 800 artículos científicos, su reputación está bien establecida. Su alarmante observación, expresada en su autobiografía titulada «Mi vida en la medicina – Un viaje a Hong Kong», pone de relieve los desafíos para anticipar y contrarrestar la próxima pandemia que podría amenazar a la humanidad.
Las palabras de Yuen Kwok-yung resuenan como un llamado a la acción global, invitando tanto a los ciudadanos como a los líderes políticos a ser conscientes de la alta probabilidad de una nueva crisis sanitaria a escala global. El experto advierte de una posible complacencia que podría tener consecuencias desastrosas para la salud pública.
Para contrarrestar esta amenaza inminente, es necesaria una cooperación internacional sin precedentes. Yuen Kwok-yung pide una colaboración más estrecha entre los países y destaca la importancia de aprender de crisis anteriores como la de la Covid-19. En un contexto marcado por agitaciones climáticas y geopolíticas, la vigilancia y la preparación se vuelven imprescindibles para afrontar los futuros desafíos sanitarios.
Iniciativas como la alianza de Yuen Kwok-yung con investigadores chinos y estadounidenses para compartir información sobre amenazas emergentes ilustran la necesidad de un enfoque colaborativo y transparente. Esta cooperación transfronteriza, aunque enfrenta desafíos relacionados con la confidencialidad y la comunicación, representa un paso esencial hacia una respuesta global y coordinada en caso de una nueva pandemia.
En un momento en que la salud pública mundial se ha convertido en una gran preocupación, la advertencia de Yuen Kwok-yung resuena como un llamado a la unidad y la previsión. Más vale prevenir que curar: una máxima que resuena con fuerza en un contexto donde la solidaridad internacional y la colaboración científica son las claves para afrontar los desafíos sanitarios del siglo XXI.