Etiopía se está embarcando en un importante proceso de reestructuración de la deuda, con el ambicioso objetivo de reorganizar 4.900 millones de dólares mediante conversaciones con sus acreedores. Esta iniciativa se produce en un contexto de recuperación económica del país, reforzada por un nuevo programa de financiación del Fondo Monetario Internacional.
El reciente acuerdo celebrado con el FMI prevé un apoyo financiero sustancial de alrededor de 3.400 millones de dólares durante un período de cuatro años. Esta asociación estratégica se formalizó poco después de la decisión del gobierno etíope de devaluar su moneda, el birr, para cumplir con las recomendaciones de la institución financiera internacional.
Al mismo tiempo, Etiopía ha reanudado las negociaciones con sus acreedores con el objetivo de reducir la carga de su deuda externa, que ascendió a más de 28.000 millones de dólares en marzo pasado. Los tenedores de deuda privada representan sólo una pequeña proporción de esta deuda; el resto se compone principalmente de eurobonos por valor de 1.000 millones de dólares.
El Primer Ministro Abiy Ahmed recientemente subió al escenario para describir las reformas macroeconómicas implementadas recientemente por el gobierno, incluida la liberalización del tipo de cambio y el establecimiento de un nuevo marco de política monetaria basado en las tasas de interés. Esta decisión de pasar a un tipo de cambio determinado por el mercado dio lugar a una depreciación del 31,5% del birr frente al dólar, lo que generó preocupaciones sobre un posible aumento de la inflación.
Algunos analistas económicos temen que esta devaluación provoque un aumento de los precios, afectando especialmente a los hogares de bajos ingresos. Ante esta situación, varios gobiernos locales han tomado medidas para impedir que los comerciantes aumenten sus precios, lo que refleja los grandes desafíos económicos que enfrenta Etiopía.
A pesar de estos desafíos, el gobierno y sus acreedores siguen siendo optimistas acerca de las reformas en curso y afirman que la liberalización del tipo de cambio promoverá el desarrollo del sector privado y estimulará el crecimiento a largo plazo. Este período de transición económica promete ser delicado, pero también podría abrir nuevas perspectivas para la economía etíope y permitir una recuperación duradera.