Kinshasa, 5 de agosto de 2024 (ACP) – Las recientes protestas que sacudieron las ciudades de Lagos, Abuja, Kaduna, Gombe y Kano en Nigeria han puesto de relieve la creciente exasperación de la población con la política económica del gobierno. Estas protestas, dirigidas principalmente contra el fin de los subsidios y el aumento del costo de la vida, revelaron una profunda insatisfacción con las decisiones gubernamentales.
A pesar de los llamados a la calma del presidente Bola Tinubu, los nigerianos han optado por hacer oír su voz a través de marchas y mítines. El discurso presidencial, instando a poner fin a las manifestaciones y favorecer el diálogo, no logró aliviar las tensiones. Por el contrario, han aumentado las demandas de una mejor gobernanza y medidas económicas más inclusivas.
Eslóganes como “Tenemos hambre”, que resuenan en las calles de las principales ciudades nigerianas, atestiguan la creciente precariedad que siente la población. La inflación récord alcanzada el pasado mes de junio asestó un duro golpe al poder adquisitivo de los ciudadanos, agravando así las dificultades económicas ya existentes.
A pesar de la violenta represión llevada a cabo por la policía, los manifestantes mantuvieron su determinación. Los informes del Congreso Laborista de Nigeria sobre bajas generalizadas y arrestos masivos han generado la condena internacional. Los llamados a la justicia y el respeto de los derechos humanos se han multiplicado, poniendo de relieve las devastadoras consecuencias de la violencia policial.
La reacción del Premio Nobel de Literatura, Wolé Soyinka, planteó profundos interrogantes sobre el futuro del país. Al condenar enérgicamente el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos, destacó los riesgos de desestabilización social que acompañan a tales acciones.
La situación en Nigeria sigue siendo tensa, con un clima de desconfianza y una ira creciente. La presión popular en favor de reformas económicas y sociales se está intensificando, desafiando al gobierno y a la sociedad en su conjunto.
En esta época de crisis y contestación, el futuro de Nigeria depende de la capacidad de sus líderes para responder a las aspiraciones legítimas de su pueblo y trabajar por un futuro más justo y próspero para todos. ACP/ODM