El panorama político tunecino está actualmente en el punto de mira con la condena a dos años de prisión de Abir Moussi, posible candidato presidencial en Túnez. La medida supone un nuevo revés para la oposición del país, que intenta desafiar al presidente Kais Saied en su búsqueda de un nuevo mandato.
Abir Moussi, abogado de 49 años y líder del partido de derecha Destourian Libre, fue detenido el pasado octubre tras criticar el proceso electoral y los decretos presidenciales que lo rigen, denunciando falta de transparencia.
Tras una denuncia de la autoridad electoral del país norteafricano, fue declarada culpable de violar un controvertido decreto contra las noticias falsas que prohíbe la difusión de información difamatoria o nociva. Esta ley ha sido ampliamente utilizada para procesar a quienes critican a las autoridades.
El abogado de Abir Moussi, Nafaa Laribi, dijo a The Associated Press que su cliente todavía planea presentarse a las elecciones presidenciales del 6 de octubre y que, a diferencia de otros candidatos, nada en la sentencia del lunes le impide presentarse.
Laribi subrayó que la moral de Abir Moussi seguía alta y que tenía previsto apelar.
Esta condena es parte de una creciente represión, que los observadores consideran políticamente motivada contra los críticos de Saied, independientemente de su afiliación política.
Con Abir Moussi y otras figuras de la oposición en prisión, se espera que Saied enfrente poca competencia electoral en lo que alguna vez fue la democracia más progresista de Medio Oriente y el Norte de África.
Abir Moussi reúne a elementos de la población nostálgicos de la época prerrevolucionaria en Túnez. Moussi, ferviente crítico de islamistas como el líder de Ennahda, Rached Ghannouchi, actualmente encarcelado, era miembro del partido gobernante del presidente Zine El Abidine Ben Ali. Con el paso de los años, se ha convertido en una de las figuras políticas más populares y controvertidas del país.
Este caso plantea cuestiones importantes sobre la libertad de expresión y la democracia en Túnez, así como sobre si los opositores políticos pueden hablar sin temor a represalias. Sin duda, los acontecimientos actuales seguirán centrando la atención de la comunidad internacional en la situación política en Túnez y los desafíos que enfrenta el país.