La emergencia humanitaria en las cárceles de Beni y Butembo en la República Democrática del Congo

**El llamado a descongestionar las cárceles de Beni y Butembo en la República Democrática del Congo: una emergencia humanitaria que no debe ser desatendida**

La situación penitenciaria en las localidades de Beni y Butembo, situadas en el este de la República Democrática del Congo, se ha convertido en una flagrante emergencia humanitaria. Dos funcionarios electos provinciales, los diputados Katembo Matungulu y Christian Katembo Mafungula, visitaron recientemente los centros penitenciarios de estas ciudades y lanzaron un llamamiento urgente al gobierno para que intervenga con urgencia.

Las cifras son alarmantes: más de 2.580 presos están hacinados en condiciones de hacinamiento insoportables, lo que los expone a mayores riesgos para su salud y seguridad. Los eurodiputados advierten del hecho de que la mayoría de los presos son encarcelados por delitos menores, subrayando así la urgencia de aliviar la congestión en estas cárceles superpobladas.

La sociedad civil de Beni-Butembo también hizo sonar la alarma al informar que la prisión de Kakwangura en Butembo registró 55 muertes en sólo ocho meses. Estas cifras revelan la gravedad de la situación y ponen de relieve la urgencia de actuar.

Es imperativo que el gobierno congoleño tome medidas inmediatas para resolver esta crisis humanitaria. La capacidad de acogida de las prisiones de Beni y Butembo está ampliamente superada, con tasas de ocupación que superan con creces las capacidades previstas. La prisión de Kakwangura, por ejemplo, diseñada para albergar a 250 reclusos, alberga actualmente a 1.355 personas, una situación insostenible que pone en peligro la vida de los reclusos.

Ante esta situación crítica, es esencial que se adopten medidas concretas para aliviar la congestión en estas cárceles superpobladas. El hacinamiento carcelario no sólo es una violación de los derechos humanos fundamentales, sino que también constituye un importante riesgo para la seguridad y la salud pública.

Es hora de actuar. La población, las organizaciones humanitarias y las autoridades deben unir fuerzas para encontrar soluciones duraderas a esta crisis penitenciaria. La vida y la dignidad de los detenidos dependen de ello. Es nuestro deber responder y garantizar que la justicia y la dignidad prevalezcan en nuestra sociedad.

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