Sudán, y más concretamente el estado de Darfur del Norte, se enfrenta a una tragedia humanitaria sin precedentes. En el centro de esta crisis se encuentra el último hospital público en funcionamiento en la región, el Hospital Saudita de El Fasher, que está amenazado de cierre. Esta crítica situación es el resultado de violentos enfrentamientos entre las facciones militares rivales del país, las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), que ya han causado la muerte de más de 18.000 personas y han herido a otras 33.000.
Desde el estallido de la guerra civil en abril del año pasado, los ataques han aumentado en intensidad en El Fasher, la capital de Darfur del Norte. En mayo, el grupo paramilitar RSF rodeó la localidad, causando daños considerables al Hospital Saudí, apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF). Los repetidos bombardeos dejaron el hospital en estado crítico, dejándolo casi inutilizable. En ataques recientes, al menos 15 personas murieron y más de 130 resultaron heridas.
Como último centro público capaz de tratar a los heridos y realizar cirugías, el Hospital Saudita es esencial para los residentes de El Fasher. Desafortunadamente, ni siquiera esta institución vital se libró de la violencia. El reciente ataque al departamento de cirugía provocó la muerte de un acompañante del paciente e hirió a otras cinco personas.
La situación es extremadamente grave para los residentes de la región de Darfur del Norte. Mientras los civiles huyen al campo de Zamzam, cerca de El Fasher y ya golpeado por los bombardeos, el hospital de campaña de MSF está bajo presión y recibe un flujo continuo de víctimas.
Estos dramáticos hechos ocurren en un contexto donde el derecho a la salud y a la vida es flagrantemente vulnerado. Los grupos armados presentes no parecen estar tomando medidas para proteger las infraestructuras sanitarias ni a los civiles que se encuentran allí. Los pacientes que buscan refugio en estos lugares se encuentran ahora atrapados en medio de los combates, aterrorizados por sus vidas.
Al mismo tiempo, UNICEF hace sonar la alarma sobre la crítica situación de los niños en Sudán, declarando que la crisis humanitaria en el país constituye la mayor del mundo para los niños, en términos de cifras. Miles de niños han perdido la vida o han resultado heridos en el conflicto que está desgarrando al país. La situación empeora aún más en zonas donde se niega el acceso humanitario.
Nos enfrentamos a una crisis sin precedentes en la que los niños corren un peligro inminente de muerte si no se toman medidas urgentes. La tragedia también se avecina en forma de hambruna que amenaza con afectar el campo de Zamzam, provocando un alto riesgo de pérdida de vidas entre los más vulnerables..
En este contexto de desolación y emergencia humanitaria, es imperativo que la comunidad internacional se movilice para poner fin a esta violencia sin sentido que pone en peligro vidas inocentes. Es hora de actuar, de ayudar a las poblaciones en dificultades y de garantizar el respeto de los derechos fundamentales de todos, en particular los de los niños, que son las primeras víctimas de esta atrocidad.