Fatshimetría:
En el centro del tumulto y de la persistente inseguridad en Beni, en la provincia de Kivu del Norte, emerge un fenómeno inconcebible pero muy real. A pesar de los desafíos de seguridad que surgen, la ciudad se niega obstinadamente a hundirse en el miedo y la inacción. Al contrario, se está transformando ante nuestros ojos asombrados, tomando la forma de casas modernas que emergen de las cenizas de la agitación, símbolos de la determinación y la resiliencia de sus habitantes.
Caminando por calles que alguna vez estuvieron marcadas por la incertidumbre y la angustia, ahora es posible ver nuevas construcciones surgiendo como oasis en medio del desierto. Estos edificios representan mucho más que sólo paredes y techos; encarnan la esperanza y la fuerza de todo un pueblo que se niega a dejarse vencer por la adversidad. Cada piedra puesta, cada plan elaborado, cada proyecto iniciado es un acto de resistencia contra la inseguridad que intentaba poner de rodillas a la ciudad.
Un testimonio conmovedor resume por sí solo el estado de ánimo que reina en Beni: “No podemos dejarnos vencer, tampoco podemos hundirnos en el sufrimiento. Una vez desarrollado este mecanismo de resiliencia, es así como, incluso en medio de la agitación, podemos. observar el desarrollo, la construcción, las inversiones”. Estas palabras resuenan como un poderoso recordatorio de la fuerza interior que impulsa a la población local, empujándola a mirar hacia el futuro a pesar de los obstáculos presentes.
La electrificación de la ciudad, una iniciativa llevada a cabo hace cuatro años por la empresa privada Énergie du Kivu (ENK), jugó un papel importante en esta transformación. Al traer luz en sentido literal y figurado, la electricidad ha permitido el desarrollo de pequeñas empresas, promoviendo así el dinamismo económico de la región. Queen Bendela, propietaria del restaurante, comparte su inspiradora experiencia: «La electricidad de ENK ha ayudado mucho. Antes cerraba a las 9 p. m., pero ahora los fines de semana puedo permanecer abierto hasta la 1 a. m. o las 2 a. m., y eso tiene un impacto. También «Ayudó mucho a mantener fríos los alimentos y las bebidas».
Cada nueva construcción en el Beni es en sí misma un acto de desafío a la inseguridad que persiste. Estas casas modernas en ascenso simbolizan la victoria de la voluntad sobre la adversidad, la luz sobre la oscuridad. Encarnan la esperanza de un futuro mejor, pavimentado de solidaridad y resiliencia. A pesar de los desafíos que aún quedan, la ciudad de Beni se esfuerza por reinventarse, por transformarse, por desafiar las sombras para abrazar mejor la luz. Que estas nuevas casas sean el símbolo de un renacimiento, de una renovación que va más allá de las simples paredes para tocar el corazón y el alma de todo un pueblo.