Título: El enfrentamiento de los docentes de Kwamouth: cuando la educación se convierte en un problema de seguridad
En la provincia educativa de Maï-Ndombe 2, la situación de los profesores de Kwamouth se ha convertido en una gran preocupación. Más de cincuenta educadores lamentan una situación extraña: la falta de pago de sus salarios desde julio. Una decisión que, lejos de ser trivial, refleja las dificultades que enfrentan los actores de la educación en un contexto marcado por la inseguridad y los conflictos armados.
Su delegado, normalmente responsable de recuperar los fondos en Kinshasa para garantizar su pago en Bandundu, vio comprometida su misión. Desde hace varios meses, el fichero de nómina parece «desactivado», impidiendo cualquier transacción. Los docentes se ven así obligados a desplazarse individualmente a la capital para intentar resolver este impasse. Una situación kafkiana que refleja una profunda disfunción que pone en peligro la estabilidad financiera de estos trabajadores de la educación.
Su grito de alarma es claro: exigen la implicación de las autoridades, nacionales y provinciales, para resolver esta crisis de pagos. Los profesores de Kwamouth denuncian un trato desigual en comparación con sus homólogos del este del país, a pesar de afrontar los mismos problemas de seguridad. Exigen un trato justo y exigen que su dedicación a la educación no sea sacrificada en aras de la inestabilidad.
Más allá de la cuestión salarial, en estas regiones afectadas por la violencia se está socavando todo un sistema educativo. Los docentes, actores esenciales en la transmisión de conocimientos, se encuentran rehenes de conflictos que ellos no provocaron. Su papel va mucho más allá del de simples funcionarios públicos: son pilares de la sociedad, guías de la juventud, agentes de cambio.
Es momento de reconocer su trabajo, valorar su compromiso y garantizar condiciones laborales dignas. La educación no debe ser una variable de ajuste en contextos de crisis. Al contrario, debe ser una palanca de resiliencia, un baluarte contra el oscurantismo y la desolación. Los profesores de Kwamouth merecen algo mejor que la incertidumbre y el abandono. Merecen respeto, reconocimiento y seguridad para cumplir su misión con serenidad.
La crisis educativa que afecta a Kwamouth no debe quedarse en letra muerta. Debe ser una oportunidad para una reflexión profunda sobre el vínculo inquebrantable entre educación y paz. Porque es formando mentes, sensibilizando y transmitiendo valores como construiremos un futuro mejor para todos. Los profesores de Kwamouth son los garantes de esta visión y ya es hora de rendirles el homenaje que se merecen.
Jonathan Mesa, por Fatshimetrie