Fatshimetrie, la perspicaz revista de tendencias y noticias, analiza la meteórica transformación de la capital de Zimbabwe, Harare, marcada por la proliferación de pequeños negocios informales, conocidos localmente como tiendas de golosinas.
Estas pequeñas empresas, aunque ofrecen oportunidades de empleo a muchos ciudadanos marginados del mercado laboral, no contribuyen ni ellas mismas ni sus empleados al pago de impuestos. Esta realidad presenta un desafío complejo para el gobierno, que busca formalizar la economía mientras observa el declive de los grandes minoristas y mayoristas.
El economista Farai Mutambanengwe señala que esta tendencia no es favorable, porque idealmente un país debería depender principalmente de grandes empresas formalizadas. El auge de los negocios informales parece tener un impacto negativo en la calidad del centro de la ciudad, provocar una caída del valor de las propiedades, provocar una caída de los ingresos fiscales y fomentar la economía informal y la dolarización.
Además, la mayoría de las tiendas de golosinas venden productos importados ilegalmente, lo que preocupa al gobierno debido a la evasión fiscal que priva al Estado de ingresos y desafía las regulaciones existentes. La proliferación de estos negocios informales representa, por tanto, un verdadero dolor de cabeza para los responsables políticos.
El Ministro de Publicidad, Información y Servicios de Radiodifusión, Dr. Jenfan Muswere, destaca el flagelo de los productos de contrabando que compiten deslealmente con los productos locales, evadiendo impuestos y derechos de importación.
Al mismo tiempo, la persistente sequía está afectando a la economía de Zimbabwe. El ministro de Finanzas advirtió en julio que el déficit presupuestario para 2024 se estimaba en el 1,3% del producto interior bruto. La previsión de crecimiento económico para 2024 es del 2%, frente al 3,5% previsto en noviembre.
Por lo tanto, la necesidad de regular y gravar a estas pequeñas empresas informales y al mismo tiempo fomentar una economía formal y sostenible parece ser una cuestión primordial para el futuro económico de Zimbabwe.
Fatshimetrie sigue atenta a esta compleja cuestión y seguirá de cerca la evolución de la situación, en interés de todos los actores económicos del país.