Irán está viviendo un momento cautivador en su historia política con la aprobación unánime de los miembros del gabinete del presidente reformista Masoud Pezeshkian por parte de su Parlamento de tendencia conservadora. Este paso, sin precedentes desde hace más de veinte años, ilustra no sólo la capacidad del nuevo líder para reunir y obtener la confianza de todas las facciones políticas, sino también su estrategia de elegir colaboradores consensuados, descartando así opciones controvertidas.
Pezeshkian, un parlamentario de larga data, se vio empujado a la presidencia luego de un accidente de helicóptero que cobró la vida de su predecesor. Su éxito al validar a todos sus ministros demuestra su competencia para formar un gabinete equilibrado que todos los centros de poder del Irán teocrático consideran aceptable.
Entre las figuras de este nuevo Gabinete se encuentra Abbas Araghchi, de 61 años, un diplomático experimentado nombrado Ministro de Asuntos Exteriores. Araghchi participó en el equipo negociador iraní que alcanzó el acuerdo nuclear con las potencias mundiales en 2015, un acuerdo para limitar el programa nuclear de Teherán a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
Sin embargo, en 2018, el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, se retiró de este acuerdo y aumentó las sanciones contra Irán. Pezeshkian, durante su campaña presidencial, prometió hacer todo lo posible para reactivar el acuerdo nuclear.
El éxito inicial de Pezeshkian al conseguir la aprobación parlamentaria de su gabinete ilustra un comienzo prometedor de su mandato presidencial. Pudo demostrar su capacidad para operar en un entorno político complejo y conducir a Irán hacia horizontes más pacíficos en la escena internacional. En un momento en que la cuestión nuclear sigue siendo crucial, la elección de Araghchi como Ministro de Asuntos Exteriores refleja el deseo de Irán de restablecer relaciones constructivas con la comunidad internacional.
En última instancia, la era Pezeshkian comienza con una nota de optimismo y audacia, destacando un cambio de dirección y un deseo de diálogo y cooperación. La diplomacia está recuperando su lugar en el centro de las cuestiones nacionales e internacionales de Irán, con premisas alentadoras para el futuro del país y sus relaciones exteriores.