Fatshimetrie, 23 de marzo de 2025 – Un trágico incidente sacudió recientemente la ciudad de Yalisombo, en la provincia de Tshopo, en la República Democrática del Congo. Un hombre de la tribu Mbole, llamado Dimanche, fue encontrado decapitado por agresores que se cree que eran miembros de la comunidad Kumu. Las circunstancias de este ataque son sumamente alarmantes y se produjeron mientras Dimanche empaquetaba sus preciosos chikwangues en el corazón del bosque.
La información, comunicada por el príncipe heredero Isomela, presidente de la organización local «Sauti ya Lubunga», conmocionó profundamente a la comunidad de Yalisombo, situada a 25 kilómetros de Kisangani. La región es escenario de un conflicto comunitario entre los Mbole y los Lengola, cuyos orígenes se remontan a una disputa ancestral por la gestión de la tierra.
En un clima de tensión palpable, la muerte de Dimanche se suma a una larga lista de víctimas inocentes atrapadas en el torbellino de esta rivalidad mortal. Los daños materiales y la pérdida de vidas están aumentando, por lo que muchas familias han tenido que huir de sus hogares para buscar refugio en las orillas del río Congo, en Kisangani.
Ante esta escalada de violencia, el príncipe heredero Isomela pide a las autoridades competentes que restablezcan el orden y la seguridad en la región. Subraya la urgencia de una intervención proactiva y una mediación eficaz para poner fin a este ciclo de violencia, que sólo sume a la población local en una ansiedad cada vez mayor.
La sociedad civil de la provincia de Tshopo, a través de estructuras como «Sauti ya Lubunga», advierte del riesgo de una conflagración más generalizada si no se toman rápidamente medidas concretas. Una mesa redonda inclusiva e ilustrada parece un rayo de esperanza para restablecer la paz y la armonía en esta región maltrecha.
En estos tiempos turbulentos, el llamado a la solidaridad, el diálogo y la reconciliación resuena con especial fuerza. La población de Yalisombo merece vivir en seguridad y serenidad, lejos de los horrores de una violencia ciega e implacable. Es hora de que las autoridades asuman sus responsabilidades y actúen a favor de una paz duradera para todos los habitantes de la provincia de Tshopo.