Ucrania y Rusia: los desafíos de una guerra en múltiples frentes

La situación en Ucrania en las últimas semanas evoca un verdadero torbellino de acontecimientos, una aceleración del tiempo que parece hacer eco del dicho atribuido a Lenin de que décadas podrían pasar en cuestión de semanas. El conflicto dio un giro inesperado con la invasión sorpresa de la región rusa de Kursk a principios de agosto, lo que llevó a Ucrania a una postura de alto riesgo. Los funcionarios ucranianos revelaron que habían tomado el control de 100 ubicaciones rusas mientras intentaban ingresar a la región de Belgorod.

Esa incursión se ha convertido en un proyecto a más largo plazo, aunque Kiev insiste en que busca establecer una zona de amortiguamiento en lugar de tomar represalias mediante la ocupación. Es fascinante cuán impotente parece el Kremlin para detener el avance de Ucrania, a pesar de desplegar 30.000 tropas en esa dirección, según una evaluación ucraniana en la conferencia de prensa anual del presidente Volodymyr Zelensky. Sin embargo, esta medida audaz no es un caso aislado.

En los últimos meses, Ucrania ha atacado a voluntad la infraestructura más profunda de Rusia: aeropuertos, refinerías de petróleo, depósitos de municiones, todo lo que pasa a diario. Según los informes, un ataque con aviones no tripulados ucranianos la semana pasada incluso se acercó a Murmansk, la principal base naval al norte del Círculo Polar Ártico, donde se encuentra gran parte de la fuerza de submarinos nucleares de Moscú, según un funcionario ruso local.

Los vuelos fueron suspendidos en Kazán esta semana debido a la sospecha de una nueva amenaza de drones. La capacidad de proyección de la fuerza aérea de Kiev, reforzada por la llegada de los cazas F-16 de la OTAN, revelada por Zelensky, parece ser un importante punto de inflexión. Esta creciente capacidad podría socavar la ventaja a largo plazo de Rusia en el control del aire y los bombardeos a voluntad. A pesar de los ataques rusos contra el territorio y la infraestructura de Ucrania, las pérdidas humanas siguen siendo relativamente bajas, mientras que las interceptaciones son numerosas, según Kiev.

Mientras Zelensky parece estar desplegando todos los medios a su disposición, Putin parece estar atrapado en un callejón sin salida. El Kremlin caracteriza regularmente la debacle de Kursk como un desastre natural, ignorando en gran medida las nubes de humo que se elevan en las regiones occidental y meridional de Rusia. A pesar de los ataques a infraestructuras energéticas, hoteles y objetivos civiles en Ucrania, Moscú no ha cambiado de táctica.

La inminente caída de Pokrovsk podría marcar un punto de inflexión en el conflicto. Las fuerzas rusas se dirigen hacia este centro militar ucraniano, situado al este de Avdiivka, capturado por Moscú en febrero. Tras la captura de Pokrovsk, ya no quedará nada que defender ante Dniéper, en el otro extremo de la región de Zaporizhia.. Kiev tendrá que reforzar su retaguardia detrás de Pokrovsk para evitar un avance ruso deslumbrante que podría cambiar drásticamente el futuro de Ucrania. Zelensky parece dispuesto a correr el riesgo de infligir pérdidas a Putin y a los territorios anexados, en nombre de la urgencia y necesidad de esta guerra.

La estrategia ucraniana apunta a obtener una victoria simbólica, aunque la caída de Pokrovsk parece inevitable. A pesar de las opiniones pesimistas sobre la marcha del conflicto, Ucrania sigue decidida a continuar su ofensiva. La guerra en Ucrania se desarrolla en diferentes frentes, mezclando cuestiones militares, geopolíticas y humanas, en un contexto donde cada decisión puede tener consecuencias impredecibles. Una batalla que involucra el destino de naciones enteras.

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