La noche del 2 de septiembre, la prisión central de Makala, en Kinshasa, fue escenario de un intento de fuga que sembró el caos y la violencia. Los reclusos intentaron escapar de sus celdas, provocando disparos y una contundente respuesta de la policía. Esta preocupante situación fue calificada por el Ministro de Estado encargado de Justicia y Guardián de los Sellos, Constant Mutamba, de «actos de sabotaje premeditados», subrayando la gravedad del incidente.
La ONG Fundación Bill Clinton para la Paz (FBCP) reaccionó rápidamente elaborando un trágico balance del incidente, mencionando varias muertes, heridos y fugas. Se plantearon críticas a la gestión de la prisión, destacando la urgencia de separar a los militares detenidos de los civiles para evitar mayores tensiones.
Ante este suceso, el Viceprimer Ministro encargado del Interior y de Seguridad creó una comisión conjunta encargada de llevar a cabo investigaciones en profundidad para comprender las circunstancias exactas de esta tragedia. Esta reacción demuestra la importancia que se da a la seguridad y a la gestión de los establecimientos penitenciarios en la República Democrática del Congo.
Las reacciones de los diferentes actores, ya sean el gobierno, las ONG o los expertos penitenciarios, subrayan la complejidad de las cuestiones relacionadas con la situación penitenciaria en la República Democrática del Congo. Es crucial tener en cuenta las condiciones de detención de los reclusos, la formación del personal penitenciario, así como la necesidad de garantizar la seguridad tanto de los reclusos como de los funcionarios que trabajan en las prisiones.
En definitiva, este triste episodio en la prisión de Makala pone de relieve la necesidad de una reforma profunda del sistema penitenciario congoleño, para garantizar el respeto de los derechos de los presos, la seguridad de todos y la prevención de nuevas tragedias.