La cumbre China-África celebrada en Beijing fue la reunión más grande desde la pandemia, y contó con la asistencia de más de 50 líderes africanos y el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. En la inauguración del foro, el presidente chino, Xi Jinping, anunció un fuerte compromiso con la cooperación entre China y los países africanos en los campos de la industria, la agricultura, la infraestructura, el comercio y la inversión.
Esta declaración de Xi Jinping incluye un apoyo financiero de 360.000 millones de yuanes (50.700 millones de dólares), de los cuales una parte importante se destina a líneas de crédito y ayuda. «Ofreceremos 11.000 millones de dólares en diversas formas de ayuda y alentaremos a las empresas chinas a invertir 10.000 millones de dólares», añadió.
El presidente chino también describió planes para crear al menos un millón de empleos en todo el continente, consolidando aún más el papel de China en el desarrollo económico de África.
El foro destacó varios acuerdos clave entre naciones africanas y China en los sectores de energía, minería y transporte. Tanzania, por ejemplo, recibió un compromiso de Xi Jinping para revitalizar un proyecto ferroviario estancado durante mucho tiempo que une el país con la vecina Zambia, por un costo estimado de mil millones de dólares.
La presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan, acogió con satisfacción el compromiso y destacó su potencial para mejorar la conectividad regional. Nigeria, uno de los mayores deudores de China en África, también consiguió una declaración conjunta destinada a «profundizar la cooperación» en el desarrollo de infraestructuras, en particular en los sectores de transporte, puertos y zonas francas.
La cooperación podría ayudar a aliviar las presiones sobre la infraestructura de Nigeria, que lucha por seguir el ritmo de su población en rápido crecimiento. Sin embargo, esta relación en evolución entre China y África plantea algunas controversias. Como el mayor socio comercial de África durante años, China no sólo ha ayudado a construir una infraestructura muy necesaria, sino que también ha dejado a varias naciones endeudadas por sumas considerables.
A medida que aumentan los problemas económicos en China, muchos analistas creen que Beijing está reajustando su enfoque hacia África, particularmente ante las crecientes tensiones geopolíticas con Estados Unidos.
A pesar de estas preocupaciones, el foro China-África fue testigo de fuertes vínculos entre China y los países africanos, y el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, elogió la relación como una fuerza para el bien. «El notable historial de desarrollo de China, particularmente en la erradicación de la pobreza, ofrece una rica experiencia y conocimientos», dijo Guterres..
La cumbre China-África de Beijing fue, por tanto, una oportunidad para que las dos partes profundicen su cooperación y fortalezcan sus relaciones, a pesar de los desafíos y críticas que acompañan a esta asociación estratégica entre la superpotencia asiática y el continente africano en pleno crecimiento.