En la remota provincia de Haut-Uele se produjo recientemente una tragedia que sumió a la región en el luto y el interrogatorio. De hecho, trece personas murieron durante un intento de cruzar el río Kibali a bordo de una embarcación improvisada. Originarios de la localidad de Watsa y en dirección a la ciudad minera de Durba, estos viajeros lamentablemente no llegaron a su destino, arrastrados por las tumultuosas aguas del río.
La falta de un manifiesto dificulta la recuperación de información precisa sobre el número exacto de pasajeros a bordo de este precario barco. Las autoridades locales, en particular el grupo de diputados provinciales de Watsa, emitieron un comunicado de prensa anunciando un balance provisional de 13 muertes, a la espera de la confirmación oficial de las autoridades competentes. La falta de documentos validados complica la tarea de los equipos de rescate y retrasa la realización de una evaluación precisa de esta tragedia.
Según la diputada provincial Françoise Azaro Kani, la crecida del río Kibali tras las lluvias estacionales podría ser la causa de este fatal accidente. Por tanto, las condiciones meteorológicas y la peligrosidad de las aguas inundadas habrían contribuido a la tragedia que se produjo en este curso de agua vital para la región.
La situación es tanto más preocupante cuanto que el tráfico entre Watsa y Durba es intenso debido a las prósperas actividades mineras en la región. Desde el colapso del puente que conecta las dos ciudades hace más de un año, los residentes se han visto obligados a utilizar medios de transporte, a menudo precarios, para cruzar el río Kibali. Ante esta realidad, la seguridad de los viajes en barco se está convirtiendo en un problema importante para las poblaciones locales.
El grupo Watsa MPP pide hoy al gobierno provincial que inicie una investigación exhaustiva para determinar las circunstancias exactas de este accidente y garantizar que tales tragedias no vuelvan a ocurrir en el futuro. La responsabilidad de los actores involucrados en el transporte fluvial está en el centro de las preocupaciones, y podrían considerarse sanciones si se demuestra negligencia o irregularidades.
En conclusión, esta terrible noticia sirve como recordatorio de la fragilidad de las condiciones del transporte en una región donde el río Kibali es a la vez un vínculo vital y un peligro potencial. Existe una necesidad urgente de tomar medidas para garantizar la seguridad de los viajes fluviales y evitar más pérdidas de vidas innecesarias. La solidaridad y el apoyo a las familias de las víctimas también deben estar en el centro de las acciones emprendidas para superar esta terrible experiencia colectiva.