En un contexto sociopolítico tenso, marcado por crecientes tensiones entre las autoridades y la sociedad civil, el reciente arresto del presidente del Congreso Laborista de Nigeria y la represión generalizada contra las organizaciones de la sociedad civil bajo el liderazgo de Tinubu suscitan profundas preocupaciones.
Atiku expresó su profunda preocupación por esta escalada en la represión de las libertades fundamentales. Criticó duramente las acciones del gobierno, comparándolas con los períodos más oscuros de las dictaduras militares del país. Según él, el nivel de control que se ejerce actualmente sobre la sociedad no tiene precedentes y pone en peligro los logros democráticos y los derechos de los ciudadanos.
Atiku citó el arresto del líder sindical Joe Ajaero cuando se dirigía a un evento oficial como un ejemplo de la incesante campaña del régimen para intimidar y reprimir al movimiento sindical. Esta represión también se extiende a la prensa, como lo demuestra el reciente incidente que involucró la breve detención de un periodista por parte de las fuerzas de seguridad, lo que plantea interrogantes sobre los riesgos que enfrentan los actores de la libertad de expresión.
Atiku condenó enérgicamente el ataque a organizaciones de la sociedad civil como el Proyecto de Derechos y Responsabilidad Económica (SERAP). Para él, esta ofensiva es contraria a los principios de libertad y justicia que son la base de cualquier democracia sólida.
El principal llamado de Atiku es un llamado a un cambio de dirección por parte del gobierno liderado por Tinubu. Insta a las autoridades a dirigir sus acciones represivas hacia amenazas reales a la seguridad nacional, es decir, los terroristas y bandidos que campan a sus anchas y causan un enorme sufrimiento al pueblo nigeriano. Insiste en la necesidad de que el gobierno luche contra estos peligros reales, en lugar de atacar a los actores de la sociedad civil y a la prensa.
En un país plagado de múltiples desafíos, desde el terrorismo hasta la inseguridad y la corrupción, la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos y el respeto a los principios democráticos debería ser una prioridad absoluta para cualquier gobierno. El llamado de Atiku a repensar las prioridades en términos de seguridad y respeto de las libertades es un recordatorio esencial del papel primordial del Estado en la protección de los derechos de sus ciudadanos y en la promoción de una sociedad justa y equitativa para todos.