Fatshimetrie, 9 de septiembre de 2024 – En un contexto socioeconómico tenso, las mujeres ociosas de la comuna de Lemba, en Kinshasa, están llamadas a dedicarse a actividades agrícolas para garantizar su autonomía financiera y satisfacer las necesidades de sus familias. Este incentivo, afirma Marguerite Muloway, coordinadora de la ONG “Bon Vent”, pone de relieve una realidad preocupante: muchas mujeres y niñas se encuentran desempleadas, expuestas a la precariedad y, a veces, incluso a la violencia.
La inactividad profesional de las mujeres las coloca en una situación de dependencia financiera, haciéndolas vulnerables a todas las formas de explotación. La alternativa propuesta por Muloway, es decir, la participación en actividades agrícolas, se presenta como una oportunidad no sólo para la emancipación económica, sino también para la protección contra los riesgos vinculados a la marginación social.
De hecho, el sector agrícola ofrece un campo de actividad diverso y gratificante, que permite a las mujeres tomar el control de su destino y garantizar la estabilidad de su hogar. Lejos de ser una profesión devaluada, la agricultura demuestra ser una fuente de orgullo y logro para quienes invierten en ella.
Marguerite Muloway subraya acertadamente que muchas horticultoras han podido aprovechar su trabajo para garantizar la educación de sus hijos y la sostenibilidad de su familia. Casos de éxito que resaltan el papel esencial de la mujer en el desarrollo económico del país y en la construcción del futuro de sus hijos.
El llamamiento lanzado por Marguerite Muloway resuena como una necesidad urgente: es imperativo sensibilizar y animar a las mujeres a participar activamente en el sector agrícola, fuente de riqueza y autonomía. Al promover la profesión de horticultor y ofrecer perspectivas de desarrollo profesional, las autoridades estatales podrían contribuir a fortalecer el tejido social y económico del país.
En conclusión, la participación de las mujeres en las actividades agrícolas representa no sólo una solución a la precariedad económica, sino también una palanca para el desarrollo sostenible. Es hora de reconocer y apoyar el papel esencial de las mujeres en la construcción de una sociedad más equitativa y próspera.