**Estragos de las inundaciones en África: un desafío humanitario inminente**
En el corazón de África, las lluvias torrenciales y las inundaciones han provocado un caos sin precedentes, haciendo extremadamente difícil el acceso a la ayuda humanitaria en regiones ya frágiles. Sudán, Chad y Sudán del Sur se ven gravemente afectados por estos desastres naturales que exacerban una situación humanitaria ya crítica. Las Naciones Unidas están haciendo sonar la alarma a medida que los desafíos logísticos se multiplican, amenazando las vidas de miles de personas.
En esta espiral de desastres, los caminos inundados y embarrados dificultan el transporte de ayuda esencial. Los camiones que transportan ayuda humanitaria luchan por llegar a las comunidades afectadas, poniendo en riesgo la supervivencia de quienes la necesitan desesperadamente. «Debemos garantizar un acceso sostenible y ampliado para intensificar nuestra asistencia, salvar vidas y prevenir la hambruna que se avecina», advierte Leni Kinzli, portavoz del PMA en Sudán.
Las lluvias torrenciales han exacerbado la crisis de los desplazados, que ya son víctimas de la violencia persistente en Sudán. Desde el conflicto entre el ejército sudanés y las fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido el pasado mes de abril, más de 317.000 personas se han visto afectadas por el devastador clima, lo que ha provocado el desplazamiento de 118.000 de ellas. El país también está lidiando con una epidemia de cólera causada por aguas extremadamente insalubres.
Este cóctel devastador ya ha costado miles de vidas y ha obligado a casi ocho millones de personas al exilio desde que comenzaron los combates. Los desafíos humanitarios en África Central son inmensos y requieren una respuesta colectiva y coordinada para evitar una crisis humanitaria importante.
Ante la gravedad de la situación, el llamado a la solidaridad global es urgente. Es hora de actuar con decisión para ayudar a las poblaciones más vulnerables, garantizar un acceso seguro a la ayuda y mitigar los efectos destructivos de esta ola de inundaciones devastadoras en África. Sólo una movilización global concertada puede salvar vidas y evitar una catástrofe humanitaria sin precedentes.