Fatshimetria
En el corazón de las tierras congoleñas, en las convulsas regiones de Kivu del Norte, la sombra de los rebeldes del M23 vuelve a acechar, sembrando el terror entre las poblaciones rurales. La sociedad civil, vigilante y combativa, denuncia firmemente los abusos cometidos por la coalición M23/RDF/AFC contra los habitantes de territorios como Rutshuru y Masisi. Noticias recientes revelaron un acto despreciable: la quema de unas cuarenta motocicletas utilizadas por agricultores honestos para cultivar sus tierras en Kiseguro. Estas máquinas, símbolos de su trabajo y de su sustento, fueron reducidas a cenizas por manos criminales, privando así a estos trabajadores de su sustento.
La reacción de la sociedad civil es un grito de alarma, una alerta lanzada al mundo para denunciar esta injusticia sin sentido. Privar a las poblaciones rurales del acceso a sus campos significa condenar a familias enteras a la pobreza y el hambre. La agricultura es la base de la supervivencia en estas regiones remotas, y atacar este pilar vital es condenar a un pueblo entero a una muerte segura.
Ante esta preocupante situación, la sociedad civil pide la responsabilidad del jefe de Estado congoleño, Félix-Antoine Tshisekedi Tshilombo. Es hora de actuar con determinación para poner fin al control de los rebeldes sobre estos territorios maltratados. El alto el fuego, una tregua falsa debilitada por los abusos de los grupos armados, no puede ser una solución duradera. La población espera acciones concretas, medidas valientes para restablecer la paz y la seguridad.
Además, la sociedad civil también apela a la comunidad internacional. Ya es hora de sancionar firmemente a Ruanda, un país implicado periódicamente en el conflicto congoleño. Hay que frenar en seco los objetivos expansionistas de este país vecino, motivados por la codicia y la sed de poder. El exterminio de poblaciones locales, la ocupación ilegal de territorios soberanos y el saqueo de los recursos naturales no pueden quedar impunes.
Por tanto, es imperativo que la comunidad internacional actúe con decisión para poner fin a esta espiral de violencia e injusticia. El pueblo de Kivu del Norte, que ya está marcado por años de conflicto y sufrimiento, finalmente merece experimentar paz y prosperidad. Es hora de pasar la página oscura de la historia para escribir un nuevo capítulo, el de la reconciliación, el respeto a los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
Juntos, unidos en el mismo espíritu de solidaridad, podemos construir un futuro mejor para el Congo, para África y para el mundo entero. Es hora de actuar, de condenar la injusticia y de dar esperanza a quienes tanto la necesitan. Ha llegado el momento de que triunfen la justicia y la dignidad humana.