**El juez Raham Oshodi pronuncia un castigo ejemplar por un caso de abuso infantil**
En un caso reciente ante el tribunal, el juez Raham Oshodi dictó una dura sentencia tras un caso de abuso infantil. Declaró que las pruebas presentadas por la fiscalía eran irrefutables.
El juez Oshodi señaló que los factores agravantes en el caso eran graves ya que la víctima no sólo era una niña sino también la hija del acusado.
Según él, el acusado traicionó profundamente la confianza y violó su deber como padre de proteger y criar a su hijo.
“Su papel como padre debería haber sido proteger y cuidar, no explotar y abusar”, dijo el juez. La admisión del acusado de frotar sus partes íntimas en las nalgas de su hija para obtener gratificación sexual es extremadamente impactante.
“Este acto demuestra un total desprecio por su autonomía corporal, su dignidad y su derecho a un entorno hogareño seguro y afectuoso.
«No sólo es criminal, sino también moralmente repugnante y psicológicamente destructivo que un padre actúe de esta manera con su hijo», añadió el juez.
El juez también señaló que las acciones del acusado probablemente causaron un daño inmensurable al niño y que el alcance total del daño puede no ser evidente de inmediato.
«Teniendo en cuenta todos estos factores, actualmente le impongo una pena máxima de siete años de prisión. La pena entrará en vigor a partir de la fecha de su prisión preventiva, el 27 de febrero de 2019», ordenó el juez.
Cabe señalar que el acusado también fue acusado de violación, pero el tribunal dictaminó que la fiscalía no logró probar el acto de penetración.
Este caso resalta la importancia crítica de proteger a los niños de todas las formas de abuso y garantizar que los perpetradores rindan cuentas por sus crímenes. Es esencial que se haga justicia en tales casos para garantizar la seguridad y el bienestar de los niños.
En conclusión, la decisión del juez Oshodi en este caso envía un mensaje claro de que no se tolerará el abuso infantil y que quienes sean declarados culpables serán severamente castigados. Esto debería impulsar una reflexión profunda sobre la necesidad de proteger a los miembros más vulnerables de nuestra sociedad y garantizar que estén seguros y protegidos.