Fatshimetria
La oficina diocesana de justicia y paz de Cáritas Desarrollo organizó recientemente una marcha pacífica en Kindu, en la provincia de Maniema, con motivo del Día Internacional de la Paz celebrado el sábado 21 de septiembre. El objetivo principal de esta iniciativa era concienciar a la población sobre la importancia de la paz, particularmente en una región marcada por disturbios y conflictos recurrentes.
Me Mushaba Saleh Baudouin, coordinador de la oficina diocesana de justicia y paz de Caritas Développement Kindu, habló para transmitir un fuerte mensaje y un llamado a la unidad para construir una paz duradera. Subrayó la urgencia y la necesidad de promover la cultura de paz en la República Democrática del Congo, destacando los desafíos y obstáculos que se interponen en el camino de la estabilidad y el desarrollo.
En su discurso, Me Mushaba insistió en la responsabilidad de todos en la construcción de un entorno propicio para la paz. Destacó que la paz es un pilar esencial para el progreso y el bienestar de la sociedad, y que sin ella no es posible el desarrollo sostenible. También advirtió contra actitudes y comportamientos que alimentan el conflicto y la violencia, y pidió un cambio profundo en las mentalidades y prácticas para promover la coexistencia pacífica.
Hablar de paz en una región marcada por la inestabilidad y las tensiones como Maniema es un gran desafío, pero Mushaba recordó que es un desafío superable si cada uno contribuye, a su propio nivel, a promover los valores de la paz, la tolerancia y respeto mutuo. Destacó que la paz no puede imponerse desde afuera, sino que debe cultivarse y mantenerse mediante acciones concretas y cotidianas.
Para concluir, Me Mushaba invitó a la población congoleña a movilizarse por la paz, a rechazar la violencia y el odio y a trabajar juntos por un futuro mejor para todos. Destacó que la paz es un derecho fundamental de todo individuo y que su preservación y promoción debe ser una prioridad para todos los ciudadanos.
La marcha pacífica en Kindu fue un primer paso hacia la construcción de una sociedad más justa, más unida y más pacífica. Demostró que, a pesar de los desafíos y obstáculos, el deseo de vivir juntos en paz sigue vivo y que puede ser el motor de un cambio positivo real en la región y en todo el país.