Fatshimetrie, 21 de septiembre de 2024 – Una escena insólita tuvo lugar este sábado por la mañana en el puerto de Marsella, mientras miembros del colectivo Stop Cruises y Extinction Rebellion organizaban una acción de protesta bloqueando la llegada de varios cruceros, entre ellos el majestuoso MSC World. Europa, el sexto transatlántico más grande del mundo.
Al asaltar las aguas del puerto a bordo de sus canoas, los activistas rápidamente cautivaron la atención, denunciando con fuerza la contaminación emitida por estos gigantes marítimos. Sus llamativas pancartas proclamaban contundentes mensajes: “Huele a gasolina” o “Estamos muy enfadados con MSC Cruceros”. Se levantó una auténtica barricada flotante que señala los efectos devastadores de esta industria sobre la salud de las poblaciones y la biodiversidad marina.
Las impresionantes imágenes de los kayaks alineados frente a los imponentes barcos rápidamente circularon en las redes sociales, llamando la atención sobre la feroz lucha de estos activistas por un impacto ambiental más responsable. Los medios de comunicación de todo el mundo retransmitieron este acto simbólico, destacando la urgencia de repensar nuestros modos de transporte y turismo para preservar nuestro planeta.
La Asociación Internacional de la Industria de Cruceros (Clia) condenó rápidamente la acción, calificándola de ilegal y peligrosa. Sin embargo, las motivaciones de los activistas siguen ancladas en el deseo de crear conciencia y cambiar. A medida que los gigantes de los mares siguen invadiendo puertos de todo el mundo, se escuchan cada vez más voces de protesta que exigen una conciencia colectiva sobre las cuestiones medioambientales.
Esta protesta en Marsella es parte de un movimiento más amplio en Europa, donde ciudades como Venecia y Ámsterdam ya han tomado medidas drásticas para limitar el impacto de los cruceros en su medio ambiente. La industria del turismo marítimo, a menudo sinónimo de jugosos beneficios, se enfrenta hoy a un cuestionamiento de sus prácticas, impulsado por una sociedad civil cada vez más consciente de las cuestiones ecológicas.
Al mismo tiempo, la denuncia presentada por asociaciones y vecinos del puerto de Marsella contra la contaminación vinculada al tráfico marítimo resuena como un grito de alarma. Las alarmantes cifras de emisiones de CO2 de los cruceros en Europa resaltan la urgencia de actuar para reducir nuestra huella de carbono y preservar nuestro medio ambiente para las generaciones futuras.
Más allá de una simple acción de bloqueo, la iniciativa de los activistas de Marsella resuena como un llamado a la responsabilidad y la solidaridad hacia nuestro planeta. A medida que se intensifica el debate sobre la transición ecológica, es crucial apoyar estas acciones ciudadanas que cuestionan nuestros estilos de vida y nuestra relación con la naturaleza.. El futuro del turismo marítimo dependerá de nuestra capacidad colectiva para repensar nuestras prioridades y cuidar nuestra casa común, la Tierra.