En el estado de Edo, Nigeria, las elecciones para gobernador se llevan a cabo en medio de una intensa competencia entre tres partidos políticos principales: el Partido Democrático Popular (PDP), el Congreso de Todos los Progresistas (APC) y el Partido Laborista (LP). Lo que podría haber sido una carrera de dos caballos se convirtió en una carrera de tres caballos, lo que refleja el enorme interés por este evento político.
Los preparativos previos a estas elecciones han estado marcados por intrigas y giros y vueltas. Se derrocó a candidatos, se disputaron primarias y se formaron y deshicieron alianzas a una velocidad vertiginosa. La incertidumbre se cierne sobre el nombre del futuro gobernador y las intrigas políticas que acompañarán su toma de posesión.
Incluso entre los partidos políticos menos influyentes no faltan las intrigas. El Partido del Acuerdo, a menudo relegado a un segundo plano, ha llamado la atención por sus inesperadas maniobras políticas. El candidato inicial, Kennedy Iyere, fue marginado en favor de su compañero de fórmula, el Dr. Bright Enabulele, quien se declaró candidato en vísperas de las elecciones. Esta usurpación de la candidatura creó una nueva división dentro del partido y alimentó la confusión de los votantes.
En el campo de APC, la historia no es menos tumultuosa. La elección interna para elegir al candidato terminó en un violento enfrentamiento entre facciones rivales, lo que puso de relieve las tensiones internas dentro del partido. La elección del senador Okpebhelo como candidato el lunes causó revuelo, y algunos consideraron su victoria como resultado de maniobras políticas opacas.
Estos acontecimientos demuestran la inestabilidad política que reina en el estado de Edo y la feroz lucha por el poder. Los juegos de alianzas y traiciones, los golpes bajos y los reveses de la situación marcan estas elecciones con una huella imborrable. Cualquiera que sea el resultado final, una cosa es segura: la política en Nigeria es un campo minado donde las ambiciones personales y los intereses partidistas dominan los debates y determinan el futuro del país.