La intervención de las fuerzas policiales de Kenia en Haití ha desatado una acalorada controversia sobre el impacto real en la seguridad del país. El presidente de Kenia, William Ruto, dijo que la situación había mejorado significativamente gracias a la acción de sus tropas, pero esa afirmación fue contradicha por un experto en seguridad de las Naciones Unidas que dijo que la violencia estaba aumentando a medida que las pandillas extendían su control sobre la nación caribeña.
A su llegada a Haití, el Presidente Ruto fue recibido por funcionarios locales y se reunió con las fuerzas policiales encargadas de combatir las pandillas. Destacó los avances logrados en materia de seguridad y dijo que muchos haitianos desplazados han podido regresar a sus hogares. Sin embargo, muchos residentes de la isla atestiguan que la violencia persiste e incluso empeora desde la llegada de las fuerzas policiales kenianas el pasado mes de junio.
El Presidente Ruto se comprometió a escuchar a los miembros de estas fuerzas y evaluar su progreso antes de viajar a Nueva York para reunirse con los líderes de las Naciones Unidas. Estos últimos buscan soluciones para apoyar a las fuerzas de Kenia y Jamaica, que tienen dificultades para contener a las bandas que asolan Haití.
La misión de las fuerzas de Kenia en Haití es parte de un esfuerzo más amplio de las Naciones Unidas para brindar apoyo internacional al país plagado de conflictos y disturbios políticos desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. Actualmente, alrededor de 400 agentes de policía de Kenia están desplegados en Haití, para al que recientemente se sumaron una veintena de policías y soldados jamaicanos. Sin embargo, a pesar de estos refuerzos, Estados Unidos y otros países creen que la mano de obra y los recursos disponibles no son suficientes para hacer frente a las bandas, que controlan casi el 80% de la capital, Puerto Príncipe.
La situación en Haití sigue siendo compleja y la eficacia de las fuerzas policiales extranjeras sólo puede evaluarse a largo plazo. Existe una necesidad urgente de implementar estrategias sostenibles para restaurar la seguridad y la estabilidad en este país devastado por la violencia y la inestabilidad política.