Ante el cambio del petróleo, Senegal debe elegir sabiamente su futuro energético

Senegal, situado en África occidental, se enfrenta a un importante punto de inflexión en su economía con su reciente giro hacia la producción de petróleo y pronto de gas natural. Sin embargo, este desarrollo, planeado para impulsar el crecimiento del país y garantizar su seguridad energética, plantea serias dudas sobre su viabilidad a largo plazo.

El anuncio de la futura explotación de un gran yacimiento de gas natural en alta mar a finales de año ha aumentado las esperanzas sobre el crecimiento económico de Senegal. De hecho, en un contexto global en el que la demanda de gas aumenta constantemente, en particular debido a la transición energética y la búsqueda de fuentes alternativas al gas ruso, el país parece poseer un activo valioso.

Sin embargo, los expertos advierten de los riesgos inherentes a esta nueva dirección económica. De hecho, según el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, Senegal podría tardar varios años en estar plenamente operativo en el mercado del gas natural licuado. Esta situación podría resultar problemática ante la demanda europea de gas, que podría alcanzar su punto máximo en 2025, lo que provocaría una posible caída de los precios del gas exportado por Senegal.

Además, el país corre el riesgo de encontrarse en una situación de competencia feroz con otros grandes productores mundiales de gas, como Nigeria, Noruega o Estados Unidos, con costes de producción más ventajosos. Esta mayor competencia podría debilitar la rentabilidad de los depósitos senegaleses y hacerlos poco competitivos en el mercado internacional.

Otra cuestión importante reside en las inversiones necesarias para explotar y utilizar eficientemente el gas extraído en el mar. La construcción de infraestructuras como gasoductos o la conversión de centrales eléctricas representa un desafío financiero importante para Senegal, con el riesgo de encerrarse en una situación difícil. dependencia de los hidrocarburos a medida que el mundo se orienta cada vez más hacia la descarbonización.

Ante estos desafíos, es fundamental pensar en alternativas sostenibles y menos riesgosas para el futuro energético de Senegal. Las energías renovables, como la solar y la eólica, podrían ofrecer una solución más segura a largo plazo y, al mismo tiempo, ayudar a combatir el cambio climático. De hecho, el país ya se enfrenta a los efectos devastadores de este último, como la sequía que amenaza la agricultura y el aumento del nivel del agua que pone en peligro a las ciudades costeras.

Por lo tanto, es crucial que Senegal encuentre un equilibrio entre la explotación de sus recursos de hidrocarburos y el desarrollo de energías limpias y sostenibles para garantizar su estabilidad económica y ambiental a largo plazo. La elección estratégica que se haga hoy tendrá un impacto importante en el futuro del país y de sus habitantes.

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