Fatshimetria
Un año después de asumir el cargo de gobernador militar de Kivu del Norte, Peter Cirimwami está provocando debates en el seno de la sociedad civil y los actores políticos de la región. El nombramiento de Cirimwami se produce tras un período tumultuoso marcado por episodios de inseguridad y violencia, incluido el resurgimiento de la rebelión del M23 y la violenta represión de las manifestaciones en Goma. Mirando retrospectivamente el año pasado, es hora de hacer un balance de sus acciones y de los desafíos que enfrenta.
Según Placide Nzilamba, secretario técnico de la sociedad civil Forces Vives du Nord-Kivu, la situación de la población se ha deteriorado significativamente bajo el mandato de Cirimwami. El aislamiento de la ciudad de Goma, provocado por el resurgimiento del M23, provocó la toma de varios territorios y el desplazamiento de miles de personas. Esta situación pone de relieve los desafíos de seguridad que enfrenta el gobernador.
Nzilamba también destaca los problemas relacionados con las obras de rehabilitación de infraestructuras inacabadas, a pesar del inicio de las obras. Esta situación plantea interrogantes sobre la gestión de los fondos públicos y la transparencia administrativa. Destaca una cierta continuidad con las prácticas de sus predecesores, lo que deja opiniones encontradas sobre el impacto real de Cirimwami en el desarrollo de la región.
Espoir Ngalukiye, ejecutivo político de la provincia de Kivu del Norte, va más allá al calificar la gestión militar de Cirimwami de «estafa política». Critica la falta de estrategia y transparencia en las decisiones tomadas en el actual estado de sitio. Para Ngalukiye, el verdadero desafío reside en el mando de las fuerzas armadas y la capacidad de responder eficazmente a los desafíos de seguridad y desarrollo de la región.
La llegada de Cirimwami al frente de Kivu del Norte se produce en un contexto difícil, marcado por tensiones sociales y políticas. Su principal misión era restablecer la confianza entre la población y el ejército tras acontecimientos trágicos. Sin embargo, las críticas levantadas resaltan las falencias y desafíos que enfrenta el gobernador en su tarea.
Más allá de las controversias y desacuerdos, parece claro que la gestión de Cirimwami plantea cuestiones esenciales sobre la gobernanza, la transparencia y la eficacia de las medidas adoptadas para garantizar la seguridad y el desarrollo de la región de Kivu del Norte. Su evaluación después de un año en el poder plantea preguntas legítimas y subraya la complejidad de los problemas que enfrenta el gobernador militar en esta inestable región acosada por diversos desafíos.