Mientras continúa la tragedia en Sudán, la situación en Jartum ha alcanzado un nivel crítico con ataques aéreos y fuego de artillería que destrozaron la precaria calma de la capital el 26 de septiembre de 2024. La guerra, que dura casi un año y medio, Enfrenta al ejército contra fuerzas paramilitares en enfrentamientos violentos y mortales.
El ballet mortal de aviones de combate y cañones resonó en las calles de Jartum con las primeras luces del día. Los residentes tuvieron que buscar refugio apresuradamente para escapar del intenso fuego de artillería y de los bombardeos aéreos dirigidos al corazón mismo de la ciudad. Las columnas de humo que se elevan sobre los barrios afectados por los combates son testigos de la violencia sin precedentes que sacude la capital sudanesa.
El curso de los acontecimientos sugiere una estrategia militar compleja. El ejército sudanés lanzó una gran ofensiva a primeras horas de la mañana, apuntando a posiciones estratégicas de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en la ciudad. Informes de fuentes militares indican la captura de dos puentes cruciales, el Puente del Nilo Blanco y el Puente McNimir, que marcan la frontera entre territorios controlados por el ejército y los paramilitares, respectivamente. Al mismo tiempo, las tropas gubernamentales habrían avanzado con determinación en el distrito de Bahri, situado al norte de Jartum, donde se concentran las posiciones de RSF.
Esta ofensiva marca un importante punto de inflexión en el conflicto que azota Sudán desde abril de 2023. El ejército, bajo el liderazgo del general Abdel Fattah al-Burhan, busca recuperar terreno en una capital dividida entre las dos facciones rivales. Los enfrentamientos, de una violencia sin precedentes, ya han costado la vida a miles de personas y han obligado a millones más a huir de sus hogares, dejando atrás un país devastado por la guerra y una población que enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes.
Mientras el general al-Burhan se prepara para dirigirse a la Asamblea General de las Naciones Unidas, los ojos del mundo están puestos en Sudán, esperando un rayo de esperanza en un conflicto aparentemente interminable. Las devastadoras consecuencias de esta guerra no se limitan a las fronteras del país, sino que corren el riesgo de repercutir mucho más allá, poniendo en peligro la estabilidad de toda la región.
Ha llegado el momento de que la comunidad internacional haga oír su voz con fuerza y determinación, a fin de trabajar por una paz y una reconstrucción duraderas que permitan a los sudaneses recuperar finalmente la seguridad y la dignidad que alguna vez les fueron arrebatadas tan cruelmente.