**Fatshimetry: La investigación sobre el naufragio en el lago Kivu se intensifica**
El eco de las tumultuosas olas del lago Kivu todavía resuena, trayendo tristeza y preguntas sin respuesta. Mientras las oscuras aguas guardan celosamente los secretos de este terrible naufragio ocurrido el pasado jueves, la atención se centra ahora en los presuntos responsables de esta tragedia.
La fiscalía de Goma, en aras de la transparencia y la justicia, no dudó en tomar medidas drásticas deteniendo al jefe de la división de transportes y comunicaciones, así como al jefe de la Dirección General de Migración. Estos arrestos son sólo el comienzo de una cuidadosa investigación destinada a establecer las circunstancias exactas que llevaron a esta catástrofe.
Durante una reunión bajo los auspicios del Viceprimer Ministro y Ministro del Interior, Jacquemin Shabani, se decidieron reforzar las medidas de seguridad para garantizar la seguridad del transporte lacustre. Un deseo afirmado de no revivir el horror de tal tragedia, de proteger las frágiles vidas que se entregan a las caprichosas olas del lago Kivu.
Las cifras reveladas por las autoridades no dejan indiferente a nadie. Se recuperaron 34 cadáveres, se salvaron 80 personas, pero decenas más siguen sumergidas, un cruel recordatorio de la magnitud del desastre. La urgencia de encontrar a los desaparecidos, de aliviar a las familias en la insoportable espera de noticias, hace que esta investigación sea una carrera contra el tiempo, entre la esperanza y la desesperación.
Más allá de las responsabilidades individuales, es la sociedad en su conjunto la que se ve desafiada. Surgen preguntas cruciales sobre la seguridad del transporte lacustre y sobre las normas de control y prevención que deben implementarse para evitar que tales tragedias vuelvan a ocurrir.
A la sombra del lago Kivu, la investigación avanza, escudriñando los detalles más pequeños, desenterrando los problemas ocultos, para que finalmente brille la luz sobre este oscuro asunto. Y ese duelo deja espacio para una reconstrucción, no sólo de los cuerpos, sino también de las conciencias, para que la memoria de las víctimas no sea tragada por las aguas turbias de la indiferencia.
Josué Mutanava, en Goma