La inseguridad persiste en la región del cacicazgo de Ezo, situada en el territorio de Ango, en el Bajo Uele, donde los rebeldes Seleka han vuelto a sembrar el terror. Se descubrieron tres cuerpos sin vida, entre ellos dos hombres de unos treinta años y un niño de unos diez años, víctimas de la mortal incursión de los atacantes.
Esta tragedia plantea una vez más la cuestión de la seguridad de las poblaciones locales, atrapadas en la violencia de los grupos armados. El administrador territorial, Marcelin Mazale, hace sonar la alarma y pide a las autoridades que refuercen el personal militar y los medios logísticos para proteger eficazmente a los habitantes de la región.
Es urgente que se adopten medidas concretas para garantizar la seguridad de las poblaciones vulnerables que viven con el temor constante de los ataques y abusos de los rebeldes. La incapacidad de las autoridades para garantizar la seguridad de los ciudadanos es inaceptable y pone en peligro la estabilidad de la región.
Este nuevo ataque de los rebeldes Seleka recuerda la necesidad de que las autoridades provinciales y nacionales actúen con rapidez y eficacia para poner fin a la violencia y restablecer la paz en esta parte del territorio. Es esencial proteger a las poblaciones civiles y garantizar que puedan vivir con seguridad y dignidad.
En conclusión, la indiferencia ante el sufrimiento de las poblaciones afectadas por los abusos de los grupos armados es inaceptable. Es imperativo que se tomen medidas concretas para poner fin a esta espiral de violencia y garantizar la seguridad y protección de los ciudadanos. La inacción ya no es tolerable y es hora de actuar para que la paz y la seguridad finalmente regresen a la región de la jefatura de Ezo.