Los planes para construir la primera planta de energía nuclear de Kenia en el condado de Kilifi, en la costa del Océano Índico, han provocado una fuerte oposición y han llamado la atención sobre los problemas ambientales y sociales asociados. Esta instalación, cuya entrada en funcionamiento está prevista para 2034, representa una inversión colosal de 500 mil millones de chelines kenianos (aproximadamente 3,9 mil millones de dólares).
Activistas y defensores del medio ambiente han expresado serias preocupaciones sobre las posibles consecuencias nocivas de este proyecto. Francis Auma, activista de derechos humanos, advirtió sobre los riesgos de malformaciones infantiles, muerte de peces y destrucción del bosque Arabuko Sokoke, santuario de muchas especies de aves migratorias.
El objetivo de la planta nuclear es generar 1.000 megavatios de electricidad, como parte de la estrategia de Kenia para reducir su dependencia de la energía hidráulica y los combustibles fósiles. Sin embargo, los opositores cuestionan la sostenibilidad de este proyecto, señalando que las energías renovables podrían ofrecer soluciones a largo plazo sin riesgos asociados.
Además de las preocupaciones medioambientales, también surgen dudas sobre la transparencia del proceso de toma de decisiones. Los residentes locales y los grupos ambientalistas dicen que no han sido informados ni consultados adecuadamente sobre un proyecto que podría tener un impacto importante en sus medios de vida y su salud.
Los pescadores de la región, que dependen de la pesca y el turismo para ganarse la vida, temen los efectos de la planta, en particular los riesgos de radiación y los posibles daños causados a los ecosistemas marinos. Temen que la construcción de la central nuclear destruya las zonas de cría de peces y ponga en peligro su sustento.
Ante esta creciente oposición, la Agencia de Energía Nuclear de Kenia afirma que la seguridad de los residentes y del medio ambiente estará garantizada antes de que comiencen las obras en 2027. A pesar de sus garantías, persisten las preocupaciones sobre las consecuencias a largo plazo de este proyecto para la población local y el medio marino. ecosistema de la región de Kilifi.