La espiral de deuda de las 26 economías más pobres: una amenaza creciente

En el panorama económico mundial, una sombra se cierne sobre las 26 economías más pobres del planeta. Según un informe reciente del Banco Mundial, estas naciones enfrentan una carga de deuda sin precedentes desde 2006. Con una deuda pública que promedia el 72% de su PIB, un nivel no visto en 18 años, estos países están luchando por encontrar un equilibrio financiero sostenible. Esta situación es tanto más preocupante cuanto que en ellos vive alrededor del 40% de la población mundial.

Al mismo tiempo, la asistencia internacional que reciben como proporción de su producción económica ha disminuido a un nivel no visto en dos décadas. Esta combinación de factores coloca a estas economías vulnerables en una situación crítica.

La crisis económica inducida por la pandemia de Covid-19 ha provocado un aumento significativo de la deuda de estos países de bajos ingresos. Los déficits primarios se han triplicado y hoy muchas naciones se encuentran incapaces de absorberlos.

El Banco Mundial destaca que casi la mitad de estos 26 países más pobres se encuentran ahora en dificultades financieras o en alto riesgo de impago, una cifra que duplica la de 2015.

La Asociación Internacional de Fomento (AIF), el brazo financiero del Banco Mundial para préstamos concesionales, se ha convertido en un actor clave en el apoyo al desarrollo de estas frágiles economías. En 2022, la AIF proporcionó casi la mitad de la asistencia para el desarrollo que estos países recibieron de organizaciones multilaterales.

Los funcionarios del Banco Mundial reconocen que las economías de bajos ingresos deben, ante todo, ayudarse a sí mismas, pero también subrayan la importancia de un mayor apoyo financiero de la comunidad internacional.

Para escapar de esta espiral de deuda y alcanzar objetivos de desarrollo, las economías de bajos ingresos necesitarán acelerar sus inversiones de maneras sin precedentes. Ante esta emergencia, es imperativo que los países desarrollados y las instituciones financieras internacionales fortalezcan su compromiso con estos países vulnerables.

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