Fatshimetrie, 13 de octubre de 2024 – Un violento ataque ocurrido en el distrito Bibwa de N’sele, al este de Kinshasa, en la República Democrática del Congo, conmocionó profundamente a la población local. Se ha denunciado un intento de violación de una niña de sólo 16 años, lo que pone de relieve los graves problemas de seguridad que afrontan los habitantes de la capital congoleña.
El secretario del distrito de Bibwa, Moses Owale, condenó enérgicamente el acto atroz y pidió medidas urgentes para proteger a las jóvenes vulnerables de la zona. Subrayó la necesidad de que la población esté alerta y denuncie cualquier acto de barbarie para poner fin a esta violencia insoportable.
Los testimonios recogidos in situ son escalofriantes. La madre de la víctima, Rebecca Kanyeba, contó emocionada cómo su hija fue atacada cuando regresaba del mercado. Los “kuluna”, estos jóvenes delincuentes que aterrorizan los barrios obreros de Kinshasa, la atacaron salvajemente, intentaron violarla antes de ser detenidos por valientes transeúntes.
Esta conmovedora historia ilustra la realidad cotidiana de muchos residentes de la capital congoleña, enfrentados a la inseguridad y la constante amenaza de violencia. Pandillas de jóvenes delincuentes, en busca de poder y dinero fácil, operan con impunidad, dejando tras de sí un rastro de terror y trauma.
Las autoridades locales han puesto en marcha estrategias para combatir este flagelo, en particular mediante la operación “Pantera Negra”. Sin embargo, está claro que se necesitan más esfuerzos y recursos para erradicar permanentemente este problema y garantizar la seguridad de todos los residentes de Kinshasa.
Es imperativo que la sociedad en su conjunto se movilice para condenar estos actos de violencia y proteger a los más vulnerables. Los niños y niñas de Kinshasa merecen vivir en un entorno seguro y pacífico, lejos del miedo y la inseguridad que los rodean actualmente.
En última instancia, la lucha contra la delincuencia y la violencia juvenil requiere una acción colectiva y concertada, que involucre a las autoridades, la sociedad civil y todos los ciudadanos que deseen construir un futuro mejor para las generaciones futuras. Es hora de decir “no” a la violencia y hacer de Kinshasa una ciudad segura y acogedora para todos.