El histórico acuerdo alcanzado entre los gobiernos de la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda sobre la neutralización de las FDLR y las medidas de defensa ruandesas en la reciente reunión tripartita en Luanda, Angola, ha provocado reacciones encontradas dentro de la clase política y la sociedad civil congoleñas. . Mientras algunos ven este acuerdo como un primer paso hacia la paz en la atormentada región de Kivu del Norte, otros, como Christian Kibombi, expresan dudas sobre su pertinencia y eficacia.
Christian Kibombi, líder del movimiento «El Congo por encima de todo», expresó escepticismo sobre el resultado de las negociaciones en curso, argumentando que corren el riesgo de terminar en un fracaso similar al de anteriores procesos de paz en la región. Sus preocupaciones se hacen eco de las de muchos congoleños que han sufrido durante mucho tiempo las desastrosas consecuencias de los recurrentes conflictos armados en el este de su país.
En una impactante entrevista con la prensa, Kibombi subraya la importancia de tomar en consideración las lecciones aprendidas del trabajo del periodista Charles Onana, que destaca las cuestiones y los intereses geoestratégicos que subyacen a los conflictos persistentes en la República Democrática del Congo. También critica el apoyo occidental al régimen de Kigali, considerado motivado por intereses económicos y políticos, en detrimento de la paz y la estabilidad en la región de los Grandes Lagos.
Ante estas observaciones pesimistas, Kibombi pide una reestructuración profunda de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), subrayando que la solución a la crisis actual sólo puede venir de los propios congoleños. Insiste en la necesidad de purgar el ejército de elementos corruptos e infiltrados, para dotar al país de una fuerza de defensa capaz de garantizar la seguridad y la integridad territorial.
Si bien los ministros de Asuntos Exteriores de la República Democrática del Congo y Ruanda han dado luz verde a la aplicación de las cláusulas del acuerdo, el futuro de la región sigue siendo incierto. Los próximos pasos y acciones concretas que se adopten serán decisivos para evaluar el alcance real de este acuerdo histórico. Mientras tanto, la población congoleña sigue atenta a la evolución de la situación y espera finalmente un retorno duradero a la paz en una región devastada por el conflicto y la violencia.