Kaduna, un antiguo foco de conflicto e inestabilidad en Nigeria, ha experimentado una notable transformación en los últimos meses. De ser sinónimo de violencia, asesinatos en masa y secuestros, el estado ha emergido ahora como un faro de paz y estabilidad. Este cambio puede atribuirse en gran parte a un liderazgo eficaz, que ha iniciado un proceso de sanación que está allanando el camino hacia un futuro más brillante para el estado, la región norte y Nigeria en su conjunto.
Habiendo vivido y trabajado en Kaduna durante más de una década, he sido testigo personal de los cambios que se están produciendo en el estado. El Kaduna que recuerdo era un centro de actividad económica bullicioso, donde la agricultura prosperaba y las comunidades florecían. Tenía una granja a lo largo de la carretera Kaduna-Birnin Gwari Express, donde cultivaba diversos cultivos y criaba ganado. En aquel entonces, la ciudad de Kaduna era un crisol de culturas y tradiciones, que reflejaba el diverso tapiz de la sociedad nigeriana.
Uno de los factores clave que contribuyeron a la relativa paz y estabilidad en Kaduna fue el estilo de liderazgo de los líderes anteriores, en particular Sir Ahmadu Bello, el Sardauna de Sokoto. Bello, un líder visionario e igualitario, fue capaz de unir a los diversos grupos étnicos y religiosos de la región a través de su enfoque de gobierno inclusivo. Demostró integridad, incorruptibilidad y voluntad de compartir el poder, sentando un precedente para los futuros líderes.
Sin embargo, Kaduna atravesó un período oscuro entre 2015 y 2023, marcado por la escalada de violencia y agitación. La ciudad, que alguna vez fue vibrante y armoniosa, cayó en el caos, y el conflicto y el derramamiento de sangre se convirtieron en la norma. La pérdida de un liderazgo íntegro y el colapso del tejido social erosionaron los cimientos de la paz y la prosperidad que Kaduna había disfrutado en el pasado.
Pero la esperanza no se ha perdido. El reciente resurgimiento de la paz en Kaduna señala un nuevo amanecer para el estado y su gente. Al aprender del pasado y adoptar los principios de la buena gobernanza, Kaduna tiene el potencial de recuperar su condición de modelo de coexistencia y desarrollo en Nigeria. El restablecimiento de la paz en Kaduna no es sólo un logro local, sino un testimonio de la resiliencia y la determinación de una comunidad para superar la adversidad y construir un futuro mejor para las generaciones venideras.