La lucha global contra la pobreza y la desigualdad: un desafío urgente y colosal

En un mundo plagado de desafíos económicos y sociales cada vez más apremiantes, las conclusiones del último informe sobre la pobreza, titulado «Informe sobre la pobreza, la prosperidad y el planeta», son alarmantes: casi 700 millones de personas, es decir, el 8,5% de la población mundial La población vive con menos de 2,15 dólares al día. Esta cifra pone de relieve el alcance de la pobreza extrema que persiste a escala mundial, a pesar de los esfuerzos para combatirla.

El objetivo fijado por los Estados de poner fin a la pobreza extrema para 2030 parece hoy un ideal lejano y casi inalcanzable. Para lograr erradicar la pobreza, se necesitarían avances significativos a lo largo de varias décadas, particularmente en los países de bajos ingresos donde la situación es más preocupante. Más allá del umbral de 2,15 dólares al día, las desigualdades persisten: el 44% de la población mundial vive con menos de 6,85 dólares al día.

De este informe se desprende un hecho esencial: para alcanzar un nivel decente de prosperidad, los ingresos en el mundo deberían multiplicarse por cinco, o un mínimo de 25 dólares por persona y día. Esto plantea la cuestión crucial de la redistribución de la riqueza a escala global y la necesidad de políticas económicas y sociales más inclusivas.

La desigualdad de ingresos sigue siendo un desafío importante, ya que 1.700 millones de personas viven en países caracterizados por disparidades significativas. Esta situación debilita la cohesión social y económica de estas regiones, particularmente en América Latina-Caribe y África subsahariana. Para revertir esta tendencia, es esencial una acción concertada y sostenible.

Frente a esta abrumadora observación, las recomendaciones del Banco Mundial exigen medidas específicas dependiendo del nivel de ingresos de los países. Los países de bajos ingresos deben priorizar el crecimiento económico y las inversiones en sectores clave como el empleo, el capital humano y la infraestructura. Los países de ingresos medios deben comprometerse a un crecimiento más estable y sostenible, menos dependiente de las emisiones de carbono.

En resumen, la lucha contra la pobreza y la desigualdad sigue siendo una cuestión crucial para la comunidad internacional. Es imperativo implementar políticas coherentes, inclusivas y sostenibles para garantizar un futuro mejor para las poblaciones más vulnerables. Erradicar la pobreza no es sólo un imperativo moral, sino también una condición esencial para garantizar la estabilidad y la prosperidad de nuestro mundo.

Es necesaria una reflexión profunda y una acción concertada para construir un futuro más justo y equitativo para todos.

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