Fatshimetrie, las recientes noticias sacuden a Kafr al-Dawar en la provincia de Beheira, donde la fiscalía tomó la decisión de detener al obstetra-ginecólogo Wissam Shoaib durante cuatro días a efectos de la investigación. Esta medida se produce tras la publicación por parte de Shoaib de un vídeo en su cuenta de Facebook, en el que afirmaba haber tratado a niñas y mujeres embarazadas tras actividades ilegales, violando potencialmente la confidencialidad médica.
Las acusaciones contra el médico se refieren a la alteración del orden público, el uso de las redes sociales para sembrar confusión, el insulto a las masas y la violación de los principios y valores familiares.
En el vídeo, que se ha vuelto viral en las redes sociales, Shoaib relata haber manejado casos de embarazos surgidos de relaciones extramatrimoniales, incluido el de una niña de 14 años que estaba embarazada de ocho meses y cuya familia estaba considerando interrumpir el embarazo. También menciona el caso de una mujer que utilizó a un joven como padre biológico de su hijo nacido de una relación extramatrimonial con un tercero. Finalmente, menciona el caso de una mujer que engañó a su marido con un joven y fue condenada a dos años de prisión por adulterio.
Ante estas acusaciones de explotar a sus pacientes y de revelar sus secretos, la doctora, rápidamente puesta en el punto de mira en las redes sociales, afirma: «Me quedé dormido y al despertarme descubrí que todo Egipto había visto el vídeo que quiero señalar. que no estoy tratando de crear revuelo o convertirme en una tendencia».
El Sindicato de Médicos anuncia que ha recibido denuncias contra el médico, mientras que la Autoridad de Control Administrativo ha iniciado una investigación en profundidad sobre el incidente. Subraya en su comunicado de prensa que el contenido del vídeo podría constituir una violación de los derechos de los pacientes, así como una transgresión de las normas de la profesión médica y de la ética profesional.
Este asunto, que está causando mucho revuelo, plantea cuestiones cruciales sobre el respeto de la confidencialidad médica, la ética profesional y los derechos de los pacientes. Pone de relieve una situación delicada en la que parece haberse traspasado la línea entre la responsabilidad profesional y la divulgación de información confidencial.
Es fundamental tratar la privacidad de los pacientes con respeto y garantizar la confidencialidad de su información médica. Los profesionales de la salud tienen el deber ético de preservar la confianza y la integridad de la relación médico-paciente. Este caso debería alentar una reflexión profunda sobre cuestiones éticas y profesionales en el campo médico, con el fin de prevenir situaciones similares en el futuro.