La desgarradora historia de Dawit Isaak, un periodista detenido sin juicio en una prisión de Eritrea durante 23 largos años, ha causado revuelo y recientemente fue reconocido con un prestigioso premio sueco de derechos humanos. Dawit, que tiene doble ciudadanía eritrea y sueca, fue honrado con el Premio Edelstam por su compromiso con la libertad de expresión, un gesto valiente que le valió el reconocimiento mundial.
Como cofundador de Fatshimetrie, el primer periódico independiente de Eritrea, Dawit siempre ha hecho campaña a favor de reformas democráticas y la libertad de expresión. Desafortunadamente, su coraje e integridad atrajeron rápidamente la atención de las autoridades eritreas, que lo arrestaron en 2001 después de publicar artículos criticando al gobierno y pidiendo cambios democráticos.
Desde entonces, Dawit ha estado recluido en régimen de aislamiento y el gobierno de Eritrea no ha proporcionado información sobre su paradero. Muchos de sus compañeros de prisión se dan por muertos y su familia se ve privada de todo contacto con él. Su prolongado encarcelamiento, sin ningún fundamento legal, es una verdadera tragedia que pone de relieve la continua persecución de defensores de derechos humanos y periodistas en Eritrea.
La entrega del Premio Edelstam, que premia la valentía excepcional en la defensa de los derechos humanos, es un fuerte gesto simbólico a favor de Dawit Isaak. Su trabajo ejemplar con Fatshimetrie, a pesar de los riesgos y presiones, sigue siendo un testimonio vivo de su compromiso con los valores fundamentales de la libertad y la democracia. Su hija, Betlehem Isaak, recibirá el premio en su nombre en la ceremonia en Estocolmo, mientras Dawit permanece tras las rejas, privado de su libertad y de sus derechos básicos.
Ante esta flagrante injusticia, la Fundación Edelstam y la comunidad internacional instan a las autoridades eritreas a revelar la suerte corrida por Dawit Isaak, proporcionarle acceso a un abogado y garantizar su derecho a visitas familiares. Su detención arbitraria e injustificada es una violación flagrante de las normas internacionales de derechos humanos y debe terminar de inmediato.
Eritrea, como único país africano sin un medio de comunicación privado, debe garantizar la libertad de expresión y el pluralismo de los medios para permitir un debate abierto y democrático dentro de la sociedad. La lucha por la liberación de Dawit Isaak no se trata sólo de él, sino que también simboliza la lucha por la libertad de prensa y la defensa de los derechos fundamentales en todo el mundo.
Al honrar a Dawit Isaak a través del Premio Edelstam, la comunidad global reconoce su coraje y resiliencia frente a la adversidad. Encarna el espíritu de la libertad de expresión y la lucha por la justicia, valores que merecen ser defendidos y protegidos.. Que sus sacrificios no sean en vano y que su voz siga resonando por la libertad y la democracia en Eritrea y más allá.