**Fatshimetrie – La conmovedora reapertura de Notre-Dame de París: un símbolo de resiliencia y solidaridad**
El 8 de diciembre de 2019 quedará grabado para siempre en la historia de Notre-Dame de París. Después de más de cinco años marcados por el devastador incendio de abril de 2019, la emblemática catedral vuelve a abrir sus puertas al público en un estallido de renovación, esperanza y renovación. Este evento, cargado de emoción y simbolismo, encarna el triunfo de la resiliencia ante la adversidad y el poder de la solidaridad que trasciende fronteras.
La inauguración de esta nueva fase del santuario parisino estuvo marcada por una serie de ceremonias y acontecimientos grandiosos, empezando por el conmovedor discurso del presidente francés Emmanuel Macron en la plaza frente a la catedral. Acompañado de dignatarios e invitados distinguidos de todo el mundo, el Jefe de Estado rindió homenaje a la historia, el arte y la fe que configuran el alma de Notre-Dame.
Las festividades continuaron con una solemne ceremonia litúrgica, presidida por el arzobispo de París, rodeada de dignatarios religiosos y fieles que acudieron para dar testimonio de su apego a este lugar de memoria y espiritualidad. El programa artístico, retransmitido en directo por televisión, ofreció un espectáculo único que combina homenajes a los trabajadores y bomberos, danza y espectáculos musicales, celebrando así el renacimiento de Notre-Dame bajo una nueva luz.
La misa inaugural, de consagración del nuevo altar de la catedral, marcó el punto culminante de estas celebraciones festivas. Rodeado de representantes religiosos de todo el mundo, fieles y voluntarios dedicados, el arzobispo de París reafirmó la vocación universal de esta joya gótica, símbolo de fe, unidad y fraternidad.
Más allá de estos aspectos destacados, el programa de reapertura de la catedral incluye una serie de eventos dedicados a los distintos actores de su reconstrucción. Se organizan misas especiales en honor de los donantes, artesanos, vecinos del barrio, personal hospitalario y asociaciones caritativas, destacando así la importancia de cada contribución al renacimiento de Notre-Dame.
La devolución de la corona de espinas, preciosa reliquia ofrecida a Notre-Dame de París por la comunidad latinoamericana, simboliza la dimensión universal de este lugar de culto, que reúne a millones de fieles en torno a la fe y la memoria en todo el mundo. Los homenajes a los bomberos, a los artesanos y a todos los que trabajaron en la restauración de la catedral subrayan el espíritu de solidaridad y compromiso que gobernó esta colosal empresa.
Tan pronto como se abra al público, Notre-Dame de París recibirá a visitantes de todo el mundo, testimoniando su influencia cultural y espiritual.. Se ha creado un sistema de reservas para facilitar el acceso a este lugar excepcional, ofreciendo a peregrinos, turistas y curiosos la oportunidad de descubrir la riqueza arquitectónica e histórica de la catedral.
Durante estas fiestas, Notre-Dame de París ilumina nuestros corazones con su majestuosidad redescubierta, recordando a todos la importancia de preservar nuestro patrimonio común, símbolo de nuestra historia y de nuestra identidad. Al cruzar las puertas de esta catedral milenaria, somos invitados a un viaje en el tiempo, para encontrar nuestro patrimonio espiritual y cultural, anclado en las piedras y vidrieras que han atravesado los siglos.
La reapertura de Notre-Dame de París es un testimonio vibrante de la resiliencia humana, la fuerza de la solidaridad y el poder de la fe que trasciende las pruebas y une los corazones. Al celebrar esta joya arquitectónica resucitada de sus cenizas, celebramos también la capacidad del hombre de resurgir, de reinventarse y de sacar de las raíces de su historia la fuerza para afrontar el futuro.
A principios de diciembre, mientras resuenan las campanas de Notre-Dame de París, resuena también la esperanza y la alegría de ver renacer este monumento legendario más bello, más fuerte y más radiante que nunca. Que sus muros ancestrales sigan albergando la oración, la contemplación y la comunión de todos los hombres, unidos por la magia atemporal de este lugar sagrado.