En el mundo de la alimentación, la confianza del consumidor es un pilar imprescindible. Sin embargo, recientemente, un caso de falsificación de conservas de sardinas sacudió al sector agroalimentario. El Grupo Oceana, propietario de la marca de pescado enlatado Lucky Star, ha negado rotundamente las acusaciones de que las latas de sardinas falsificadas descubiertas durante una redada policial en Daleside, Gauteng, la semana pasada, le pertenezcan.
En un comunicado emitido el martes, el grupo dijo que los investigadores y expertos externos confirmaron que las cajas eran falsas y utilizaban un mecanismo de apertura que no coincidía con el de Lucky Star. «Las etiquetas son falsas y no utilizamos tapas de fácil apertura en nuestras sardinas enlatadas», dijo.
Las cajas Lucky Star renombradas estaban empaquetadas en cajas de cartón marcadas como «Woolworths Food». El caso se produce en medio de una crisis nacional de alimentos contaminados, con 890 casos de enfermedades transmitidas por alimentos reportados en todas las provincias desde septiembre, siendo Gauteng y KwaZulu-Natal los más afectados. Al menos 22 niños murieron.
El periódico informó que una redada policial en una fábrica de Gauteng descubrió latas de sardinas Lucky Star falsificadas y equipos de impresión utilizados para cambiar las fechas de caducidad.
Oceana dijo que durante una inspección in situ se encontraron evidencias que incluían máquinas de impresión de etiquetas, cajas de fácil apertura y otras sustancias y objetos que no se ajustaban a la fabricación de Lucky Star.
Las investigaciones establecieron que un fabricante internacional producía las sardinas enlatadas bajo la marca Woolworths, según Oceana. Woolworths los importó y recibió, pero luego rechazó el lote y pidió al proveedor que lo devolviera. Después de la recolección, parte del envío parece haber sido interceptado, rebautizado ilegalmente como Lucky Star y reenvasado en cajas con la etiqueta Woolworths.
El escándalo provocó una rápida respuesta de Woolworths, que dijo que estaba al tanto de la investigación policial. La empresa tiene serios motivos para creer que el producto en cuestión puede ser parte de un envío importado de un proveedor internacional que había sido rechazado por Woolworths debido a que no cumplió con estrictos estándares de control de calidad.
Ante esta situación, Oceana aconseja a los consumidores verificar la autenticidad de los productos falsificados examinando la etiqueta para comprobar la claridad de la impresión y posibles manchas, comprobando si la etiqueta está desalineada y mal pegada en la caja, así como fijarse en la fecha de caducidad impresa en tinta en el fondo de la caja.
Este caso resalta la importancia crítica de que los consumidores permanezcan alerta y utilicen su buen juicio al comprar productos alimenticios. Es imperativo elegir marcas confiables y revisar cuidadosamente cada producto antes de consumirlo. Las empresas, por su parte, deben reforzar sus controles de calidad para garantizar la seguridad y fiabilidad de los alimentos que ofrecen en el mercado.