Los recientes ataques de pandillas en Pétionville, Haití, han puesto de relieve una vez más la violencia y la inseguridad que azotan al país. El grupo Viv Ansanm, dirigido por el ex policía de élite Jimmy Chérizier, lanzó una ofensiva contra esta exclusiva comunidad de Puerto Príncipe, provocando enfrentamientos entre los atacantes y los residentes, ayudados por la policía.
Al menos 28 presuntos pandilleros murieron en la operación y se incautaron cientos de municiones, según Lionel Lazarre, portavoz adjunto de la policía nacional haitiana. Sin embargo, es difícil determinar si la policía estaba preparada para este ataque o si se habían tomado medidas preventivas para proteger Pétionville, dado que Chérizier había anunciado sus intenciones a través de las redes sociales. Los residentes de Puerto Príncipe se vieron obligados a caminar entre los cuerpos de los atacantes caídos.
Testigos presenciales informaron que los residentes estaban enojados por otro ataque de pandillas en su comunidad. Algunos de los sospechosos fueron decapitados o amputados, antes de envolver sus cuerpos y quemarlos. El asalto comenzó temprano en la mañana cuando dos camiones que transportaban a presuntos pandilleros entraron en Pétionville, bloqueando la entrada principal a la comunidad.
Chérizier había amenazado con atacar al personal de cualquier hotel que hospedara a políticos u “oligarcas” en fuga. Los hechos se producen días después de que la violencia de pandillas obligara al principal aeropuerto internacional de Haití a cerrar por segunda vez este año, mientras el país tomaba posesión de un nuevo primer ministro después de luchas políticas internas.
El clima de violencia ha empujado a más de 20.000 personas a huir de Puerto Príncipe en los últimos días, según Naciones Unidas. Las pandillas controlan ahora el 85% de la capital y están aumentando los ataques en comunidades anteriormente pacíficas para expandir su territorio. Esta escalada de violencia se produce desde la llegada el pasado mes de junio de agentes de policía kenianos, que participan en una misión de mantenimiento de la paz apoyada por la ONU en Haití.
Estados Unidos ha abogado por sustituir esta misión por una fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU, debido a la falta de financiación y de personal. Por lo tanto, los desafíos de seguridad persisten en Haití, mes tras mes, sin una solución real en el horizonte.