Recientemente, la tensión política se ha extendido al Congo con el anuncio del presidente Félix Tshisekedi de crear una comisión nacional para redactar una nueva constitución. El plan rápidamente provocó una fuerte reacción de los líderes de los principales partidos de oposición, que convocaron protestas en todo el país.
Entre los opositores al proyecto se encuentran ex presidentes como Joseph Kabila, así como anteriores candidatos presidenciales como Martin Fayulu y Moïse Katumbi. Juntos expresaron su preocupación por un posible cambio en el límite del mandato presidencial.
Según Shadary Ramazani, portavoz del partido de Kabila, la Constitución actual fue diseñada para evitar excesos autoritarios y garantizar transiciones democráticas de poder. Estos valores fundamentales para la democracia congoleña podrían verse amenazados por el deseo de Tshisekedi de reformar la Constitución adoptada mediante referéndum en 2006.
Desde su reelección en diciembre pasado, impugnada por la oposición, Tshisekedi ha tratado de establecer su legitimidad mientras lucha por resolver el persistente conflicto armado en el este del país. Su deseo de reformar la Constitución parece estar motivado por una crítica a su antigüedad, así como por el deseo de fortalecer la estabilidad política del país.
Tshisekedi mencionó elementos que motivan su enfoque, como los numerosos retrasos observados en el proceso de toma de decisiones después de las elecciones, así como las tensiones entre gobernadores y asambleas provinciales. También destacó que cualquier cambio en el límite del mandato presidencial debe presentarse al pueblo, no sólo por iniciativa suya.
Los expertos subrayan que Tshisekedi tiene efectivamente el poder de iniciar una reforma constitucional, pero que ésta debe ser aprobada por el 60% del parlamento o mediante referéndum. Por lo tanto, el camino hacia una nueva constitución promete estar plagado de obstáculos e intensos debates políticos.
En última instancia, esta decisión de Tshisekedi de reformar la Constitución suscita reacciones apasionadas dentro de la clase política congoleña. La defensa de los principios democráticos y la preservación de la estabilidad del país están en el centro de los desafíos de esta situación, y es crucial seguir de cerca la evolución de este asunto para comprender las posibles repercusiones sobre el futuro político del Congo.