Frustración e ira en la COP29: los países en desarrollo rechazan el acuerdo climático injusto

El acuerdo de la COP29 sobre el cambio climático es una gran decepción para los países en desarrollo. La asignación de 300 mil millones de dólares al año se considera injusta e insuficiente. Los críticos están llegando a raudales, calificando el acuerdo de miserable, insultante y poco realista. Los países en desarrollo piden una revisión profunda que tenga en cuenta sus necesidades específicas para lograr un consenso global eficaz contra el cambio climático.
Cuando los delegados de los países en desarrollo reaccionaron al acuerdo de la ONU sobre cambio climático en las conversaciones de la COP29, una ola de frustración e ira subió al escenario. El acuerdo incluía la friolera de 300 mil millones de dólares al año para apoyar a la humanidad en su lucha contra los efectos devastadores del cambio climático.

El presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, dio su acuerdo antes de que las naciones pudieran siquiera hablar. Sin embargo, una vez concedida la palabra, reinó la decepción. Los países en desarrollo han calificado el acuerdo de injusto, insuficiente y de que los países ricos son demasiado restrictivos.

India, a través de su negociador Chandni Raina, protestó enérgicamente contra la suma propuesta, considerándola irrisoria. Subrayó repetidamente la objeción de la India a este acuerdo establecido con entusiasmo fuera de lugar.

Según Raina, la cantidad asignada es «miserable» y no tiene en cuenta las necesidades de crecimiento económico de los países en desarrollo. Sostuvo que los países desarrollados están imponiendo medidas de adaptación sin tomar en consideración el crecimiento económico necesario para asegurar la supervivencia de su nación y el desarrollo de su población.

Otros países siguieron rápidamente el ejemplo de la India. Nkiruka Maduekwe, director ejecutivo del Consejo Nacional sobre Cambio Climático de Nigeria, calificó el acuerdo como un insulto y una broma. Consideró poco realista el enfoque de los países desarrollados y les pidió que asuman más responsabilidad, teniendo en cuenta su papel histórico y actual en el empeoramiento del cambio climático.

«Esto no es algo que debamos tomar a la ligera. No creo que debamos aplaudirlo», añadió con firmeza.

Frente a estas reacciones virulentas y unánimes, está claro que este acuerdo no responde a las expectativas de los países en desarrollo. Una revisión en profundidad y una consideración real de las necesidades específicas de cada nación parecen ser los próximos pasos necesarios para lograr un consenso global efectivo en la lucha contra el cambio climático.

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