Hoy en día, la búsqueda de la paz y la estabilidad en Medio Oriente es un desafío constante, especialmente cuando se trata de las relaciones entre Israel y el Líbano. La aceptación de una propuesta respaldada por Estados Unidos para poner fin al conflicto fronterizo entre los dos países es un paso importante hacia la resolución de las tensiones que escalaron hasta convertirse en un conflicto abierto con Hezbollah en septiembre pasado.
El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que el acuerdo, que entró en vigor la madrugada del miércoles, supone un cese permanente de las hostilidades. El objetivo es crear condiciones para una calma duradera y permitir que los residentes de ambos países regresen sanos y salvos a sus hogares a ambos lados de la Línea Azul, la frontera de facto entre Líbano e Israel.
Estados Unidos y Francia están comprometidos a trabajar con ambas partes para garantizar que este acuerdo se implemente y respete plenamente. La seguridad de los residentes del norte de Israel es una máxima prioridad para Israel, y el primer ministro libanés, Najib Mikati, acogió calurosamente el acuerdo de alto el fuego y agradeció los esfuerzos realizados por Estados Unidos y Francia.
El acuerdo prevé un cese de hostilidades de 60 días, considerado la base para un alto el fuego duradero. Durante este período, los combatientes de Hezbolá tendrán que retirarse aproximadamente 40 kilómetros de la frontera entre Israel y el Líbano, mientras que las fuerzas terrestres israelíes se retirarán del territorio libanés.
La Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que puso fin a la última guerra total entre los dos países en 2006, es la base del acuerdo, y las negociaciones se han centrado principalmente en su implementación.
El núcleo del acuerdo es la supervisión reforzada de los movimientos de Hezbollah al sur del río Litani, en el lado libanés, para evitar cualquier concentración de militantes en la región. Las tropas de paz de las Naciones Unidas, el ejército libanés y un comité multinacional tendrán la tarea de supervisar los movimientos del grupo respaldado por Irán. Israel ha prometido reanudar las operaciones militares en caso de violación del acuerdo.
Sin embargo, persiste la cuestión de la sostenibilidad de este alto el fuego. Israel ha dejado claro que responderá militarmente a cualquier violación del acuerdo, lo que podría reavivar las tensiones y poner en peligro los esfuerzos diplomáticos respaldados por Estados Unidos.
Hezbollah acordó retirar sus fuerzas al norte del río Litani, a unos 40 kilómetros de la frontera entre Israel y el Líbano en el punto más lejano. Aunque esta concesión se hizo en 2006, posteriormente fue violada. Las violaciones del alto el fuego han permitido a Hezbolá fortalecer significativamente sus fuerzas, mientras que Israel también ha violado el acuerdo al realizar sobrevuelos casi diarios sobre el Líbano..
El cumplimiento de los términos de este acuerdo dependerá del deseo de ambas partes de mantener la calma y respetar los compromisos adquiridos. La región ha vivido períodos de relativa calma en el pasado, a pesar de las tensiones actuales entre Israel, el Líbano y Hezbollah.
En conclusión, este acuerdo de alto el fuego entre Israel y el Líbano representa un rayo de esperanza para los civiles de ambos países, que enfrentan años de conflicto e incertidumbre. La voluntad política y el cumplimiento de los términos del acuerdo serán esenciales para garantizar una paz duradera e impedir cualquier reanudación de las hostilidades en la región.