La reciente visita del presidente taiwanés Lai Ching-te a Hawaii puede parecer discreta a primera vista, sin recepción oficial en Estados Unidos ni discursos grandiosos. Sin embargo, las implicaciones de esta visita van mucho más allá de coronas de flores y banquetes. De camino a las Islas Marshall, Tuvalu y Palau -tres de los restantes aliados diplomáticos de Taiwán-, Lai aprovechó su estancia para resaltar la resiliencia diplomática de la isla frente a la creciente presión de Beijing. Una visita que también llega en un momento en el que Taiwán debe afrontar el próximo cambio de liderazgo en la Casa Blanca.
Aunque se caracteriza como un tránsito no oficial, el viaje ha atraído la atención, particularmente de China, que ha condenado la visita de Lai y se espera que responda con ejercicios militares cerca de Taiwán. Más que una simple escala, la visita reafirmó las asociaciones de Taiwán con Estados Unidos y otras democracias, alianzas que Beijing busca activamente socavar.
La reacción de China ante la visita de Lai fue predecible y aguda. Un portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán de China lo calificó de «acto de provocación» y dijo que los esfuerzos por buscar la independencia de Taiwán «están condenados al fracaso». Beijing ha condenado enérgicamente el supuesto apoyo de Estados Unidos a los separatistas que presionan por la independencia de Taiwán.
Estas respuestas de China no son inusuales, según Kolas Yotaka, ex portavoz de Lai y su predecesora Tsai Ing-wen. Señala que la opresión china hacia Taiwán se está intensificando y ahora se extiende a las instituciones democráticas de todo el mundo. Este ataque a Taiwán es parte de la agenda política más amplia de China.
Las agencias de seguridad taiwanesas anticipan que Pekín, que reclama la isla como territorio chino, podría aprovechar la visita de Lai para lanzar ejercicios militares cerca de Taiwán. Estas maniobras, a menudo acompañadas de campañas de propaganda, son una táctica familiar de Beijing para afirmar su poder después de interacciones de alto nivel entre Taiwán y Estados Unidos.
El viaje de Lai a Hawái se produce en un momento crucial para las relaciones entre Estados Unidos y Taiwán. Mientras Estados Unidos se prepara para un segundo mandato de Donald Trump, los líderes de Taiwán enfrentan importantes incertidumbres. A pesar del aumento de las ventas de armas a Taiwán durante el primer mandato de Trump, sus recientes comentarios que sugieren que Taiwán debería «pagar por su defensa» sugieren un enfoque más transaccional.
Antes de su partida, Lai enfatizó los valores democráticos compartidos en las asociaciones globales. Destacó la importancia de cooperar con los aliados para demostrar que Taiwán no es sólo un modelo de democracia, sino también una fuerza vital para la paz y la estabilidad mundiales..
Algunos críticos cuestionan el valor de las relaciones de Taiwán con los estados más pequeños del Pacífico, pero Kolas no está de acuerdo. Ella enfatiza que estas relaciones no son sólo simbólicas, sino que juegan un papel crítico para la seguridad de Taiwán.
El viaje de Lai a través del Pacífico, incluida su importante parada en Hawái, pone de relieve la lucha actual de Taiwán por el reconocimiento y la soberanía como democracia de primera línea que enfrenta presiones autoritarias.
Ante la creciente presión china y los cambios en el equilibrio de poder global, el futuro de Taiwán dependerá de su capacidad para adaptarse, innovar y reunir aliados. El movimiento de Lai a través del Pacífico es un intento de hacer precisamente eso, un movimiento calculado en un juego geopolítico complejo y de alto riesgo.
CNN contribuyó a este informe y la experiencia del periodista Eric Cheung enriqueció este análisis.