En medio del continuo conflicto en Siria, el general Ali Mahmoud Abbas, Ministro de Defensa sirio, anunció recientemente la retirada de las fuerzas gubernamentales de la ciudad central de Hama. La decisión fue presentada como una medida táctica destinada a proteger a los civiles frente a la presión de los insurgentes calificados de «takfiris» o extremistas musulmanes.
En una declaración televisada el jueves por la noche, el general Abbas advirtió que estos grupos rebeldes se benefician del apoyo de países regionales e internacionales, sin nombrarlos explícitamente, presumiblemente refiriéndose a Turquía y Estados Unidos, los principales partidarios de la oposición siria. Dijo que el ejército sirio estaba librando una lucha feroz contra estas organizaciones terroristas, obligándolas a recurrir a medidas apropiadas para contrarrestar sus acciones hostiles.
La retirada de las tropas sirias de Hama, la cuarta ciudad más grande de Siria, se presentó como una operación destinada a salvar vidas civiles. El general Abbas advirtió contra la posible difusión de comunicados u órdenes falsos supuestamente provenientes del ejército sirio, e instó a la población y al ejército a confiar únicamente en los medios estatales sirios para obtener información confiable.
Afirmó que esta retirada de Hama constituía una medida táctica temporal, subrayando que las fuerzas armadas sirias permanecían movilizadas en las afueras de la ciudad y dispuestas a cumplir con sus deberes nacionales y constitucionales. Esta decisión se produce después de la reciente pérdida de numerosos sectores de Alepo, la ciudad más grande de Siria, a manos de los insurgentes, lo que infligió un nuevo revés al presidente sirio Bashar al-Assad.
Esta ofensiva relámpago liderada por el grupo yihadista HTS y una coalición de milicias apoyadas por Turquía, el Ejército Nacional Sirio, parece acechar hacia Homs, la tercera ciudad más poblada del país y puerta de entrada a Damasco, capital de Assad. La captura de Alepo, el antiguo centro económico del norte del país, es un golpe inesperado para los opositores al régimen sirio y reaviva un conflicto que parecía haber estado estancado en los últimos años.
Hama, por su parte, era una de las pocas ciudades que aún estaban bajo control gubernamental en esta guerra civil que comenzó en 2011 tras un levantamiento popular. Ante esta escalada de enfrentamientos, el futuro del país sigue siendo incierto, marcado por luchas de poder y complejas cuestiones geopolíticas, lo que deja a la población siria sumida en una crisis humanitaria sin precedentes.