Fatshimetrie – Análisis en profundidad de los desafíos climáticos en África en 2024
El año 2024 será recordado por los numerosos desafíos climáticos que ha enfrentado África. Fenómenos climáticos extremos, como sequías, lluvias torrenciales e inundaciones, han azotado al continente, poniendo de relieve la vulnerabilidad de su población al cambio climático. A pesar de su baja contribución a las emisiones globales de gases de efecto invernadero, los países africanos son los más afectados por las consecuencias de estas alteraciones climáticas.
En la COP29, los países desarrollados, responsables de las mayores emisiones de gases de efecto invernadero, firmaron un nuevo acuerdo destinado a fortalecer su acción climática. Sin embargo, los compromisos asumidos por estas naciones no satisfacen las necesidades de los países africanos. La situación se vio agravada por el impacto de El Niño, que amplificó los efectos del cambio climático. Los ciclones tropicales, cada vez más frecuentes y violentos, azotarán varias regiones del continente en 2024.
En enero, el huracán Belal azotó Mauricio y dejó a miles de personas sin electricidad. En marzo, el ciclón Gamane asoló Madagascar, afectó a más de 5.000 hogares y obligó a 20.737 personas a abandonar sus hogares. En mayo, el huracán Hidaya causó daños generalizados en las regiones costeras de Kenia y Tanzania, lo que puso de relieve la vulnerabilidad de África Oriental a estas tormentas cada vez más violentas. Los ciclones suelen ir precedidos de fuertes lluvias, que provocan inundaciones y deslizamientos de tierra. En 2024, Kenia y la República Democrática del Congo se vieron afectadas por devastadoras lluvias torrenciales.
En el Congo, donde los conflictos ya son habituales en el este del país, las lluvias torrenciales han destruido carreteras y viviendas. Mientras tanto, en el Sahel, la temporada de lluvias de julio a septiembre estuvo marcada por importantes inundaciones, especialmente en Sudán, Nigeria, Níger, Chad y Camerún. 2024 también fue un año histórico en términos de tendencias de temperatura global. Según el Servicio de Vigilancia del Cambio Climático de Copernicus, este año se ha superado por primera vez el umbral de calentamiento de 1,5°C.
Su último informe, publicado el 9 de diciembre, revela una anomalía de temperatura media de +0,14°C en comparación con el mismo período de 2023. En Zambia, la temporada de lluvias, normalmente de octubre a marzo, terminó prematuramente en enero, como resultado directo de la calor extremo. Esta prolongada sequía afecta no sólo la seguridad alimentaria, sino también la producción de energía en todo el sur de África. En Sudán del Sur, las temperaturas alcanzaron unos sofocantes 45 °C, lo que llevó al gobierno a cerrar escuelas por primera vez debido a una ola de calor..
Estos cambios climáticos extremos están teniendo un impacto devastador en la agricultura, de la que depende el sustento del 70% de la población del sur de África. La región se ha enfrentado a graves sequías que han empujado a millones de personas a la hambruna. En octubre pasado, Lesotho, Malawi, Namibia, Zambia y Zimbabwe declararon sus crisis alimentarias como desastres nacionales.
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), alrededor de 21 millones de niños en el sur de África están actualmente desnutridos debido a malas cosechas. A gran escala, los países africanos pierden entre el 2% y el 5% de su PIB cada año debido a fenómenos climáticos extremos.
En la COP29 de noviembre pasado, las naciones desarrolladas acordaron un nuevo objetivo de financiación climática: 300 mil millones de dólares por año para 2035. Sin embargo, este objetivo está lejos de los 1,3 billones de dólares que las naciones en desarrollo, incluidas las de África, consideran necesarios para adaptarse al cambio climático.